Tanques reacondicionados
España trabaja en renovar los elementos de sus Leopard para reforzar su letalidad antes de enviarlos a Ucrania Uno de los problemas puede ser la falta de munición
No será un anciano que lleve 20 años jubilado, sino un tanque rejuvenecido el que enviará Defensa a Ucrania. La recuperación de los carros de combate Leopard 2A4 que el Ejército ha sacado de su almacén de Casetas (Zaragoza) irá más allá del mero reensamblaje y puesta a punto. Se evalúa una renovación de elementos –informan a ‘El Periódico’ fuentes cercanas a los trabajos– para que el carro tenga «la misma letalidad» que sus parientes modernos. Y esto por acuerdo –o exigencia– de los aliados en el grupo de donantes que se reunió telemáticamente el viernes.
Los primeros cinco carros del lote que enviará España llegaron –algunos descabezados, sin torre ni cañón– el día 30 a la planta de Santa Bárbara Sistemas en Alcalá de Guadaíra (Sevilla). Los habían llevado desde Casetas grandes camiones a lo largo de 850 kilómetros. El viaje se hizo de noche, eludiendo el tráfico más intenso, y con un protocolo extraordinario de seguridad que Defensa ha desplegado con Interior. Hay un discreto y reforzado dispositivo que no solo abarca a las rutas y las máquinas: también a las personas implicadas en los trabajos. Ya hay seis en Sevilla. Los Leopard están en diagnosis, que se realiza en secreto, para averiguar qué necesita cada uno antes de implicar en los trabajos a otras empresas, sobre todo suministradoras. No está descartado que Indra se sume a las labores, según las referidas fuentes.
Aún no ha publicado Defensa la totalidad de los contratos relacionados con este encargo urgente porque dependen del diagnóstico. Pero «la ministra ordenó un cuarto escalón», recuerda uno de los expertos consultados. Y así es como se llama a la revisión más completa prevista por los militares. «Del gasto total de esta donación será informado el Consejo de Ministros, como de otros contratos clave de Defensa», asegura.
Reposición del motor
A cada tanque se le repondrán los líquidos que se les sacaron para ser guardados, y habrá que instalarles cadenas y zapatas nuevas al tiempo que se les haga una reposición del motor y una revisión de su red eléctrica. Las fuentes mencionadas apuntan a la instalación de un nuevo sistema de comunicación en cada carro, para hacerlo interoperable con el resto de tanques aportados por los otros países, y la renovación del sistema para cortar incendios. En su mecánica y su armamento «todas las obsolescencias serán sustituidas y mejoradas». Fuentes militares menos próximas a los trabajos hablan de la necesidad de reforzar ciertas partes del blindaje y que se reacondicione el sistema de tiro con un visor térmico de tercera generación «para proporcionar al jefe del carro y al artillero la capacidad hunter-killer». Se refieren a una avanzada localización de blanco y disparo aun en condiciones de mala visibilidad en combate. Esta posibilidad no la confirman las otras fuentes consultadas. En las empresas concernidas se guarda silencio.
El coste de un cañonazo
A estas alturas de los trabajos es secreto si los carros españoles viajarán pertrechados de munición o si vacíos hasta que otros países los doten en una escala en Alemania o Polonia, o bien a su llegada a Ucrania. El asunto forma parte del pulso entre aliados por el despliegue de los Leopard en Ucrania. Hasta el momento solo Alemania, Polonia, Canadá y Portugal han aclarado cuántos carros enviarán: una compañía de 14 cada uno de los dos primeros y cuatro cada uno de los restantes.
Reina otro silencio no menor en torno a quién municionará los Leopard. Tiene que ver la carestía de los proyectiles de 120 milímetros en que se basa la potencia de fuego del tanque con el que España sube un escalón en su implicación en la guerra, y también la importante escasez de este calibre en los arsenales europeos.
El pasado 12 de noviembre formalizó Defensa la última compra de munición para sus Leopard, cuando aún Alemania –el país diseñador– no había dado su plácet a que los carros fueran a Ucrania. Ha sido un encargo a la Israel Military Industries (IMI) por 7,7 millones de euros: 2.000 proyectiles tipo flecha que salen a 3.894 euros cada uno. Se trata de una bala que, disparada por el cañón de ánima lisa del Leopard, puede alcanzar otros carros a 4.000 metros.
Los Leopard pasan revisión en Sevilla antes de implicar a otras empresas en su puesta a punto
Tres rondas de munición
Las fuentes militares preguntadas dan pocas probabilidades a que Defensa municione su donación de carros. Un Leopard carga 40 proyectiles. En una jornada de combate puede gastar tres rondas de munición. Y eso implica otro problema: el mantenimiento. El cañón del Leopard precisa cambiar de camisa cada mil disparos. Y el carro necesita revisión cada 100 horas de marcha. Si se avería, solo un vehículo de potencia similar puede remolcarlo. Y de momento España no enviará carros de recuperación.
Cada proyectil lanzado por estos carros de combate tienen un coste de casi 4.000 € la unidad