Masiva peregrinación a Las Ermitas en la vuelta de la Fiesta de las Habas
Después de tres años, la Asociación de Amigos de las Ermitas vuelve a repartir raciones del plato Miles de cordobeses, procedentes de la ciudad y la provincia, se dieron cita en el mirador del templo
Oye, ¿sabes por qué hay tanta gente hoy?», preguntaba una pareja alrededor de las 12.00 horas en el entorno de Las Ermitas. Estaban a unos pasos de descubrir que la expresión ‘tanta gente’ se quedaba corta para lo que había en el mirador a los pies del Sagrado Corazón de Jesús. Miles de cordobeses peregrinaron ayer al templo en la sierra y su viaje tuvo recompensa: una cazuela de habas.
A la altura de la calle Poeta García Baena, cuando la carretera de las Ermitas deja atrás el barrio de El Brillante y comienza a serpear por Sierra Morena, una larga fila de coches permanecían aparcados a la derecha. En el tramo final de la carretera, pasados unos kilómetros, la imagen era la misma. Y es que el coche -y en algunos casos el autobús- recortaba trayectos. Pero los más valientes ascendían por la Cuesta del Reventón. De una forma u otra, se intuía que algún evento de gran interés movía a tantas personas, si bien la mayoría caminaba con la intención de acudir a la Fiesta de las Habas, organizada por la Asociación de Amigos de las Ermitas.
ESPLÉNDIDO/ GRAN ASISTENCIA Y DÍA
Al llegar a las 11.00 horas, cuando estaba prevista la misa, miles de personas buscaron y encontraron sitio en el abarrotado mirador. A medida que pasaban los minutos, cada vez más miradas iban dirigiéndose a las grandes ollas en las que cocineros de Bodegas Campos terminaban de cocinar las habas. Antes de las 12.00 horas, ya se habían vendido unos 1.000 tickets. Más de 250 jóvenes, según la organización, colaboraron para la puesta a punto de la celebración en su 40 aniversario.
El escenario y el día fueron ideales para una celebración que se ha mantenido en hibernación durante tres años, primero por la pandemia y la última vez por la lluvia. Un sol resplandeciente, con vientos suaves que aliviaban el calor, acompañó a senderistas y peregrinos. El fin de la eucaristía supuso el inicio de la comida. La asociación preparó unas 1.800 raciones con unos 360 kilogramos de habas que repartió en cazuelas de barro.
Se trata de una receta tradicional en la que estas legumbres se acompañan de jamón picado, huevo troceado y alcachofas. Tanto las habas como las alcachofas, cuentan los cocineros, estaban confitadas de forma casera. Luego, las cocinaron en una salsa esparraguera que empapó los panes repartidos. Los cordobeses hicieron del entorno de Las Ermitas un gran comedor, abrazados por la Sierra y con Córdoba de fondo.