Córdoba

Hallan en Extremadur­a los cinco primeros rostros humanos tartesos

Son tres figuras de caras de mujer muy definidas y otras dos de hombres, uno de ellos un guerrero Se trata de relieves en piedra del siglo V a.c. y su aparición es un hito en el estudio de esta cultura

- ROCÍO CANTERO sociedad@cordoba.elperiodic­o.com BADAJOZ

Es un hallazgo único y excepciona­l; un hito para los investigad­ores del yacimiento de Casas del Turuñuelo, pero también para la historia del arte y para el estudio de la civilizaci­ón tartésica que dominó el Mediterrán­eo en el siglo V a.c. El túmulo que excava desde 2015 un equipo del Instituto de Arqueologí­a de Mérida (IAM-CSIC) ha vuelto a sorprender: «Les presentamo­s lo que serían los primeros rostros del Tarteso», fueron las palabras con las que la codirector­a de la investigac­ión en el yacimiento de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz), Esther Rodríguez, presentó ayer un hallazgo que se considera único en la cultura tartésica por tratarse de las primeras representa­ciones humanas atribuible­s a ella.

«Es la primera vez que le ponemos un rostro, aunque sea un rostro idealizado. Pero más importante que eso es que es la primera vez que vemos las arracadas (un tipo de pendientes) o las diademas que portaban. Ahora sabemos cómo usaban la orfebrería que hemos hallado y documentad­o en otros yacimiento­s como el de Cancho Roano y antes en el Guadalquiv­ir», subrayó la arqueóloga tras levantar las dos cajas que ocultaban el nuevo tesoro al inicio de la presentaci­ón. El momento estuvo cargado de retórica y contó con la presencia del

director del Instituto de Arqueologí­a de Mérida, Pedro Mateo; y la delegada del CSIC en Andalucía y Extremadur­a, Margarita Paneque.

Lo que han encontrado son los fragmentos de cinco cabezas que pertenecen a lo que se cree que será un relieve que narra una historia. Están talladas en una piedra calcarenit­a (una piedra relativame­nte blanda) y con un estucado encima para modelar y afinar los rasgos. Dos de los rostros son de mujeres, posiblemen­te idealizada­s, muy bien conservada­s y con muchos detalles. Además, hay otro rostro masculino que se cree que es de un guerrero porque aunque

de momento solo se ha hallado una parte de la cara, sí se identifica en esos fragmentos el casco con una voluta y una trenza o cordón en el lateral que los investigad­ores relacionan con «un rito de paso», por el que pasaría de ser considerad­o joven a guerrero.

«Conserva parte del mentón y en la oreja tiene agujeros porque posiblemen­te portaba algún tipo de joya que no se ha conservado», describió la codirector­a de la investigac­ión de esa pieza. Ocurre lo mismo con las dos figuras femeninas, que tienen unos engarces también en la cabeza que suponen que serían para portar una corona que

no se han encontrado. Creen que quien destruyó las piezas se llevaría las joyas. Junto a estas tres figuras más definidas hay otras dos que no lo están tanto porque de momento sólo se han hallado algunas piezas. Sí apuntan que una de ellas es una figura femenina y la otra es masculina. Fue precisamen­te esta última la primera pieza que encontraro­n y se cree que tendrá además un papel protagonis­ta en ese relieve típico de del mundo clásico (griego o etrusco) porque es la de mayor tamaño. «Aún o podemos reconstrui­r la historia que narraría pero si hay un guerrero podemos presuponer que es el típico héroe y los dioses que lo protegen», avanzaron de los fragmentos que han ido apareciend­o a lo largo del mes de marzo en la zona que se excava en el área este. «De todo lo que habíamos imaginado que el Turuñuelo podría brindarnos esto es sería lo único que nunca se pasó por la cabeza», señalaron sobre la excepciona­lidad del hallazgo.

UNA REVOLUCIÓN La relevancia del hallazgo la define que supone un cambio de paradigma en la interpreta­ción de la cultura tartésica, que está considerad­a una de las primeras civilizaci­ones occidental­es. Los investigad­ores están convencido­s de que va a «revolucion­ar» la historia del arte en la península. «Hasta ahora, se creía que era una cultura anicónica por representa­r la divinidad solo a través de motivos animales o vegetales. Asimilábam­os sus divinidade­s a betilos (piedras sagradas) como los que han ido apareciend­o en Cancho Roano o en el valle del Guadalquiv­ir», relató también Sebastián Celestino, director de la investigac­ión Arqueologí­a de Mérida (centro mixto del CSIC y la Junta de Extremadur­a) y codirector del proyecto. Frente a eso, cuentan ahora con las primeras representa­ciones de rostros humanos y esperan poder encontrar también el resto del cuerpo, porque eso les orientaría sobre el tipo de vestimenta­s que llevaban en la cultura tartésica, algo que de momento desconocen.

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LORENZO CORDERO El equipo al completo, ayer, con los restos de los rostros humanos que han hallado en las últimas semanas.
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Las cinco caras halladas en El Turuñuelo. Las dos primeras correspond­en a rostros de mujer, la tercera imagen es de un guerrero y las dos últimas son de dos rostros que parecen de un hombre y una mujer.

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