Córdoba

Que marcan y se dan por satisfecho­s, él quiere hacer feliz al resto»

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Haaland, jugador del Manchester City, durante esta temporada. ron Messi (80 goles a su edad) y Cristiano Ronaldo (61). Para encontrar un ritmo anotador tan precoz, hay que remontarse a Pelé, que a su edad había alcanzado la barrera de los 300 goles. Puskas promediaba números similares a los de Haaland (188), aunque estos dos en contextos muy diferentes al actual del fútbol de primer nivel.

La actual temporada está suponiendo, además, la del gran bautismo de fuego del noruego, porque el City de Guardiola es el primer equipo que le brinda la posibilida­d de ganarlo todo. «Es el mejor club en el que puede estar, como antes lo fueron el Dortmund, el Salzburgo o el Molde. A los que le conocemos desde pequeño, no nos sorprende su rendimient­o», defiende Bernsten. Haaland no ha notado el vértigo con el salto a la Premier. Es más, actualment­e figura como el líder anotador destacado de las grandes ligas, lo que le posiciona como el favorito para llevarse la Bota de Oro por primera vez. Lleva 47 tantos, 15 más que Mbappé (32) y 20 más que Rashford (27).

Dentro de las múltiples marcas que ha ido superando, Haaland también es el jugador que más goles ha marcado en sus primeros 25 partidos en Champions: 33 tantos, muy por encima del segundo, Del Piero (20) y del tercero, Van Nistelrooy (33) en una estadístic­a donde vuelve a imponerse a killers históricos como Drogba, Lewandowsk­i (ambos con 15 en la comparativ­a) o Benzema (13). Guardiola tiene el artefacto perfecto para darle la primera Champions al City.

«Si alguien es capaz, ese es Erling, porque es muy difícil de cubrir. Él es tremendame­nte inteligent­e en el aspecto táctico. Mete muchos goles al primer toque (tiene el mayor ratio de disparos que terminan en anotación: 0,61) no porque sea rápido o fuerte, sino porque dentro del área se pasa el partido observando. Pero si algo exige la Champions es una fortaleza mental sobrenatur­al. «Erling odia perder. Eso sí, no lo verás golpeando una taquilla del vestuario. Él se endurece desde el respeto. Eso es lo que le permite no tener miedo a nadie en el primer nivel. Por ejemplo, nunca le verás arrojar la toalla o negarse a tirar un penalti decisivo», asegura Ingve Bernsten, quien insiste en dejar claro que Haaland es alguien históricam­ente diferente. Una individual­idad supina, pero incapaz de renunciar a lo colectivo.

«Hay muchos delanteros que marcan dos o tres goles y se dan por satisfecho­s, independie­ntemente de lo que ocurra con su equipo. Él se irá mucho más satisfecho con un 1-0 a favor de su club que con una gran actuación individual. Es un jugador de equipo que hace feliz y mejor al resto», analiza el técnico noruego del Bryne FK, dando a conocer una dimensión que Haaland desarrolla en su vida diaria. «Si Erling se encuentra en la calle a un grupo de niños jugando, se unirá a ellos. Aquí nadie lo considera un héroe, es uno más de la escuela que tuvimos y de la que han salido otros futbolista­s que no han llegado a su nivel, pero también camioneros, carpintero­s, mecánicos... Con los que se sigue llevando. Tener los pies en el suelo le permite hacer el resto», enfatiza Ingve Bernsten, quien solo se retrae a la hora de hablar de Erling Haaland cuando se le hace la pregunta que motiva este reportaje.

¿Llegará Erling a ser el mejor del mundo? «Eso es algo que no se puede predecir. Está claro que Haaland ha sido muy bueno con 18, 19, 20, 21 y 22 años. Pero Messi y Ronaldo, por ejemplo, estuvieron a este nivel durante muchas temporadas. De lo que no hay dudas es de que no ha llegado a su pico, algo que, por evolución, podría darse entre los 26 y los 30 años».

Entonces, ¿qué puede frenar a Haaland? Por un lado, las lesiones. «En el Molde padecía mucho de la espalda, pero tenía un programa individual para cuidar su desarrollo», recuerda Craninx, su excompañer­o en este equipo. En el Salzburgo sufrió problemas en la rodilla que arrastró en el Dortmund, donde también sufrió una compleja dolencia en la cadera. En el City, hasta el momento, le están respetando estos inconvenie­ntes. Nada más se ha perdido unos cuantos partidos por un problema en el pie y más recienteme­nte debido a una lesión inguinal que le impidió jugar, entre otros duelos, el internacio­nal de Noruega contra España.

No obstante, para Ingve Bernsten, hay una razón superior que podría frenar al mejor delantero del momento. «Todo dependerá de si continúa divirtiénd­ose. Ahora mismo está encantado en el City y en Manchester. Forma parte de un equipo que genera muchas oportunida­des gracias al genial método de Guardiola. Pero si en algún momento se aburre, ya no será el jugador especial que es, porque su modo de entender el fútbol implica correr al máximo, anotar en cada remate y, sobre todo, sonreír todo lo que pueda», sentencia su extécnico. La felicidad como estado de forma, el núcleo del éxito de un niño que espanta a los adultos con su irremediab­le deseo por ganar.

Máximo goleador en todo

«Hay muchos atacantes

¿Qué puede frenarle?

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