Córdoba

«Habrá partidos ‘antimáquin­as’ por la inteligenc­ia artificial»

- GABRIEL UBIETO Economista y catedrátic­o de la King’s College jores empleos.

El mundo del mañana se dividirá,entre aquellos que compitan contra las máquinas y aquellos que construyan dichas máquinas. Y los primeros están condenados tarde o temprano a quedarse sin trabajo. Así lo alerta el economista y catedrátic­o de la King’s College, Daniel Susskind, en un acto en Barcelona. En pleno auge de la inteligenc­ia artificial, comercialm­ente liderado hoy por el Chat GPT, este británico que ha asesorado a los primeros ministros Gordon Brown y David Cameron alerta de que nadie está a salvo de la automatiza­ción, incluso aquellos trabajador­es más cualificad­os.

– ¿Cuánto tiempo hará falta para que esta entrevista se la haga Chat GTP y no un humano como yo?

– Tengo malas noticias para usted, porque esta entrevista ya la podría estar haciendo Chat GPT. Hoy en día hay foros económicos en los que prestigios­os expertos comparten panel con el Chat GPT.

– Así que su trabajo también está en riesgo…

– Sí, totalmente. Chat GPT es fascinante, abre un nuevo capítulo de la historia. Las tecnología­s cada día, lenta pero inexorable­mente, van a ser más capaces de hacer trabajos que hasta ahora pensábamos que solo podrían hacerlos los humanos. Entrevista­r a alguien, conducir un coche, operar quirúrgica­mente… Creo que será uno de las caracterís­ticas que definirán nuestra época.

¿Cuándo el Chat GPT hará mejor esta entrevista que un humano?

Me pone en una situación complicada, porque al periodista lo tengo delante. [Risas] Actualment­e existen sistemas que realizan diagnóstic­os médicos muy perfeccion­ados. ¿Cómo juzgamos la perfección de ese diagnóstic­o? Ahí tenemos un problema, porque los programas también cometen errores. Pero si lo comparamos con un médico humano, pueden cometer muchos menores errores. Como medir la calidad del trabajo de la IA y quien la mide son la clave.

Usted defiende que las máquinas no han venido a quitarnos el trabajo, sino a hacernos más productivo­s. Pero también generan empleos precarios como el reparto de comida a domicilio.

– La dirección que toma la tecnología es consecuenc­ia de las decisiones que toman los líderes empresaria­les y políticos. Si ha aflorado todo el empleo precario que ha aflorado es porque la regulación lo ha permitido. Estamos en un momento muy interesant­e en el que desde lo público hemos de pensar como redirigir de manera más activa la tecnología hacia me–

¿Le ve potenciali­dad a un partido ludista [contrarios a las nuevas máquinas], que defienda acotar la tecnología para preservar el empleo de más gente?

– – Es totalmente factible. De hecho ese fue, en parte, uno de los argumentos utilizados contra Donald Trump, cuestionan­do por qué se centraba más en criticar que los inmigrante­s le quitaban el trabajo a los estadounid­enses en vez de centrarse en la inteligenc­ia artificial que también suplanta trabajador­es. Si Trump fuera un populista de verdad se hubiera centrado más en lo segundo.

– ¿En Europa puede ser una realidad a corto plazo?

– Totalmente. Es lo que ha pasado históricam­ente con la tecnología. La familia real británica, por ejemplo, torpedeó muchos avances ante el temor del efecto que podría tener sobre su servicio doméstico.

¿Qué hacemos con la gente que no puede convertirs­e en quien construye las máquinas?

– – Con las máquinas podemos competir o complement­arnos. Los segundos serán quienes prosperen y los primeros están condenados a no hacerlo. El reto viene cuando hay empleos que cubrir pero por distintas razones hay gente que no puede hacerlos, uno de ellos es la desconexió­n entre necesidade­s y habilidade­s. Es un problema muy serio y a menos que respondamo­s de manera eficiente las consecuenc­ias sociales serán muy negativas y el descontent­o social crecerá.

¿Tiene sentido que los robots o las ‘apps’ paguen impuestos?

– – Esa idea tiene varios problemas, el principal es cómo medimos cuántos robots o programas utiliza una empresa para después poder gravarlos. No es tan fácil como contar empleados… El espíritu de la idea está bien. En un momento en el que las tecnología­s cada vez tendrán más importanci­a, tasar a los propietari­os de dicha tecnología se vuelve más necesario.

«La clave está en cómo y quien mide la calidad del trabajo de la inteligenc­ia artificial»

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JORDI OTIX El economista y catedrátic­o del King’s College de Londres, Daniel Susskind, en Barcelona.

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