Día turístico y noche joven en el viernes de cruces
El intenso calor hizo que los cordobeses volvieran a retrasar la hora de salida
El intenso calor que marcaron los termómetros en Córdoba ayer hizo que las cruces continuaran a media carga durante el día, aunque algo más animadas que en la jornada inaugural gracias al turismo y los coros rocieros, que hicieron frente al calor con cerveza y rebujito en mano. A medida que las temperaturas empezaron a descender, las distintas cruces se fueron animando y la media de edad de los visitantes a las mismas cayó en picado, convirtiéndose estas instalaciones en una fiesta.
Los turistas, fundamentalmente nacionales, tomaron el entorno de la Mezquita-catedral, buscando bebida y sombra en las distintas ubicaciones de las cruces durante el día. La mayoría han venido a Córdoba conociendo la popularidad de esta fiesta y del mayo cordobés y aprovechando su ubicación temporal en la zona. Jóvenes como Lorena Martín y Patricia Martín las pisaron ayer, a mediodía, por primera vez, aunque no es la primera vez que visitan la ciudad en mayo. Lo que más les gusta, aseguraron, el ambiente y la música. Igual que a Teresa y María Isabel, una cordobesa y jienense, estudiantes de Filología Hispánica a las que les gusta aprovechar el ambiente de día y de noche, «muy diferente», según ellas. Su previsión es acudir, de día y de noche, acompañando a sus amigos ingleses, a los que también les gusta esta fiesta, «hasta que la cartera aguante», bromearon. No obstante, la presencia juvenil no fue protagonista en las primeras horas del viernes de cruces. Grupos de mediana y avanzada edad, así como familias, sobresalieron en la mayoría de recintos del Casco Histórico. En la cruz del Alcázar Viejo se dejaron ver las primeras flamencas con los coros Alegría de Reina Sofía y Aromas de Poniente, que tienen una intensa agenda para el fin de semana. La jornada la afrontaron con muchas ganas. «Nosotros venimos a dar una poquita
de alegría y esto nos da la vida», apuntó Rafael Carrillo, uno de los integrantes. Eso sí, se tuvieron que agruparse en mesas a la sombra para actuar porque en el escenario era «imposible» debido al sol.
En torno a las 20.30 horas, cuando la música empezó a sonar de nuevo tras el parón de la siesta, la juventud, animada, se volvió a echar a la calle, ocupando cruces de ambiente festivo como El Bailío o Santa Marina. Desde distintos puntos de la provincia o de otras ciudades en las que los cordobeses se encuentran por motivos de trabajo, volvieron a casa con ganas. «Hemos llegado hace poco a Córdoba, nos hemos arreglado y hemos salido. Teníamos muchas ganas de cruces ya», decían varias chicas de un grupo de amigas que, acogidas en pisos de estudiantes, pisaron Córdoba con paso fuerte y ganas de disfrutar hasta el domin
Asociaciones vecinales se quejan del ruido y la apertura de una cruz fuera de concurso