Fallece Martín Cañuelo, el alma de los cines de verano
El mundo de la cultura cordobesa recibe con pesar la inesperada noticia
Martín Cañuelo, el alma, corazón y esencia de los cines de verano de Córdoba, falleció inesperadamente ayer a los 61 años, víctima de un ictus que no ha podido superar. Gracias a su tesón y ahínco, estos emblemáticos recintos han abierto cada año en la época estival, aportando a la ciudad una alternativa de ocio que la ha distinguido a lo largo de los años. A través de su empresa, Esplendor Cinemas, Martín Cañuelo gestionaba los recintos de San Andrés, Fuenseca, Olimpia y
Delicias y la historia del cine cordobés pasa por las paredes de estos espacios que él ha administrado. Solo un enamorado del séptimo arte podría mantener en funcionamiento un diamante en bruto como son los solares, en pleno casco histórico, que albergan los cines de verano. Proponer una programación de calidad siempre fue uno de sus objetivos, llegando a ofrecer cada año una cartelera aún más interesante.
El empresario siempre defendió este modelo cultural tan enraizado con la forma de vida en el Sur, cuyos ciudadanos buscan pasar las noches al aire libre viendo una película mientras se cena un bocadillo. Su amor por estos recintos pasó por impulsar reformas en algunos de estos espacios, como el Fuenseca, que en los últimos años ha sido de escenario de eventos más allá del verano.
El mundo de la cultura cordobesa ha recibido la noticia con gran pesar, ya que Martín Cañuelo no solo era el gestor de estos recintos, todo un lujo para los cordobeses, sino que amaba el séptimo arte hasta el punto de que muchos lo consideraban «el último romántico del cine».
Por otro lado, era un gran coleccionista de todo lo que tenía que ver con el séptimo arte, ofreciendo, incluso exposiciones de cartelería de antiguas y nuevas películas, además de convertirse en un gran estudioso e investigador, aunque de su figura destaca, ante todo, el amor hacia los cines de verano, que hoy están de luto, y su conservación. Nacido en Villanueva de Córdoba, se adentró en el mundo del celuloide desde niño, impulsando con 14 años la creación de un cine club en el salón de actos de la biblioteca.