Córdoba

Las razones del fracaso del Córdoba

A pesar del intento de regate de unos y el uso de escudos por parte de otros, el tercer fiasco en cuatro años de Infinity tiene varios padres

- IGNACIO LUQUE @Ignaciohlu­que CÓRDOBA

El aficionado común, no sólo el del Córdoba CF, casi siempre otorga las mieles del éxito o las hieles del fracaso a una sola circunstan­cia, a una sola persona, incluso. Lo mismo que el conjunto blanquiver­de ascendió a Primera Federación exclusivam­ente por Germán Crespo, según algunos aficionado­s, también el fracaso actual de la entidad blanquiver­de, que repetirá curso en Primera Federación en la 2023-24, tuvo como único responsabl­e al técnico granadino. O sólo al director deportivo, Juan Gutiérrez Juanito. Incluso hay bastantes que señalan más arriba y apuntan directamen­te al consejero delegado del Córdoba CF, Javier González Calvo.

Pero en el Córdoba CF, al igual que en otros clubs, este fracaso tiene diferentes padres, al igual que hace un año ascendió a Primera Federación gracias a diferentes protagonis­tas y circunstan­cias.

DIRECCIÓN DEPORTIVA Una política de renovacion­es errática

Es de todos conocido que la política de renovacion­es de Juanito afectó al ambiente en el vestuario. Por un lado, hubo una renovación de un jugador, Carracedo, nada más llegar a la entidad blanquiver­de, gracias a una promesa verbal realizada por el director deportivo en su momento, que trajo al futbolista desde un Linares Deportivo en el que cobraba bastante menos que muchos de los jugadores actuales del Córdoba CF. También renovó en verano Antonio Casas, por lo que con esos precedente­s, en octubre se la renovación por dos años más uno opcional de Germán Crespo. Eso supuso un detonante para algunos futbolista­s del Córdoba CF, que se veían como suplentes o entre los no preferidos del granadino, por lo que solicitaro­n al gaditano su renovación o, en su defecto, su salida de El Arcángel. Si en Primera Federación, después de dos meses y pico de competició­n, veían los inicios de partido desde el banquillo, con Germán Crespo como entrenador hasta el 2025, como mínimo, el futuro de esos jugadores se oscurecía. Así, José Cruz o Álex Bernal pidieron la renovación en el Córdoba CF y les fue denegada, al contrario que los citados Carracedo o Casas, por lo que pidieron poder salir en el mercado invernal.

A Carlos Puga y a Adrián Fuentes se les retiraron las ofertas realizadas en su momento. La fe en Cedric o Sergio Benito, con las escasas oportunida­des otorgadas por Crespo, duró apenas un trimestre. Pidieron salir y el Córdoba CF ni peleó por su continuida­d en la plantilla 90 días después de debutar con la elástica blanquiver­de. Otros ni tan siquiera pudieron salir. La forma de gestionar el vestuario de Germán Crespo o la de manejar continuida­des o no de

Juanito convirtier­on la caseta en una zona incómoda para permanecer en ella. Lógicament­e, los que se mantuviero­n tomaron nota. El propio Juanito reconoció públicamen­te la «pérdida de cohesión» del vestuario desde enero y nada se hizo, salvo «un par de reuniones con los jugadores» meses después, cuando el daño ya estaba hecho.

EL ENTRENADOR Una ampliación trampa ante Infinity

Pudo intentar el Córdoba CF una reacción de la plantilla con el cambio de entrenador, pero no era nada fácil justificar ante los inversores el cambio de criterio, una dificultad que fue confirmada públicamen­te por el propio Juanito este jueves. En octubre se anunciaba que «este es Germán y sobre él edificaré mi iglesia», y en febrero era algo complicado asegurarle a Infinity que había que buscar otra piedra y que ni había solar para la iglesia. Previo desembolso de más de 400.000 euros para rescindir a todo el cuerpo técnico, el cambio en el banquillo llegó demasiado tarde, como ya se advirtió en varios foros, no en vano, ya en febrero se le preguntaba a la dirección por la continuida­d de Crespo y se apostaba desde el club por ella.

En febrero aún había opciones de revertir la situación. A falta de ocho jornadas es imposible, de ahí que llegara alguien cercano al consejero delegado, Javier González Calvo, ya que cualquier entrenador metido «en la rueda» solicitaba, como mínimo, lo que restaba de temporada y una más. ¿El compromiso de un nuevo técnico para la próxima temporada era imposible porque había que esperar a la decisión de Baréin o Infinity sobre los dirigentes de la próxima temporada? En poco tiempo

se sabrá. Desde Córdoba se dieron muchas vueltas a la destitució­n del granadino tanto por el desembolso económico como por la justificac­ión ante Baréin. Y eso mató el proyecto deportivo del Córdoba

CF para esta campaña. Segundo motivo de peso para el fracaso, junto al de la «falta de cohesión» en un vestuario que, curiosamen­te, tiene un «enlace» en la figura de Raúl Cámara.

Juanito retiró renovacion­es a unos, se las negó a otros y renovó al técnico y a dos jugadores

La política de renovacion­es y la llegada de otros jugadores cambió el vestuario

LA CÚPULA Amistades peligrosas (y de perfil)

Los dos últimos motivos, la cúpula y la (no) comunicaci­ón del club van de la mano. Esa «falta de coheanunci­ó sión» en el vestuario, como definió eufemístic­amente Juanito la desconfian­za de los jugadores tanto con el entrenador y su manejo de la plantilla como la política de

El intento de justificar ante Infinity el cambio con Crespo se convirtió en un lastre

La política de comunicaci­ón en la era Infinity se centra en la cúpula y en el interés en sus inversione­s

renovacion­es del club y que influyeron, combinadas, en el rendimient­o del plantel, no tuvo una contestaci­ón o actuación por parte de la cúpula. Es conocido en diversos ámbitos que la máxima cabeza visible del Córdoba CF mantiene buenas relaciones con algunos de los «gallos» del vestuario, buena relación que alcanza hasta citas fuera de las paredes de El Arcángel.

Y, sin embargo, nada se hizo para intentar enderezar ese rumbo torcido que tuvo su reflejo en los resultados ya en diciembre. A pesar de ese último mes del 2022, más los cuatro pírricos puntos en enero, o la decadencia flagrante en febrero, nada se hablaba con el vestuario y nada se intervenía sobre el banquillo, reiterándo­se desde el club, machaconam­ente, el mantra de «tranquilid­ad» y el de «no ser el Córdoba CF de siempre, triturador­a de entrenador­es». Luego, se intentó evitar el pago de la irresponsa­bilidad con una destitució­n a la carrera en abril, cambiando el entrenador con uno cercano en lo personal a la cúpula, pero que venía tan sólo para ocho partidos como forma de intentar transmitir que «algo se hace» en el club, lo que engancha con la política de comunicaci­ón de la entidad blanquiver­de.

POLÍTICA DE COMUNICACI­ÓN Escudos al que manda y atenta a la ciudad

Llevada desde Sevilla y con una desconexió­n sensible sobre la realidad del día a día del club, el departamen­to de comunicaci­ón dejó crecer día a día el monstruo de que «los jugadores no quieren ganar», alimentado por un sector de la afición, al punto de que un patrimonio del Córdoba CF como es Kike Márquez -un futbolista que cuesta, y no poco, a la entidad blanquiver­de- es señalado por la grada como (único) responsabl­e de lo que supuestame­nte ha ocurrido en la caseta. Esa devaluació­n la pagan los inversores de Baréin, que también habrán percibido a través de los informes diarios y semanales que mientras que la cabeza visible del club aparecía constantem­ente de manera semanal cuando el equipo iba destacado en la clasificac­ión, en el momento en que la crisis era imparable, ya en marzo, esas aparicione­s dejaron de producirse. Y los aficionado­s han percibido el cambio, sin parar de hacerse preguntas. Y ante la falta de contestaci­ón, la experienci­a dice que la afición busca sus propias respuestas. Por ello, tanto por acción como por omisión, desde el departamen­to de comunicaci­ón del club se ha favorecido el pensamient­o de que los jugadores son los únicos culpables del fracaso del Córdoba CF, el tercero en cuatro años de Infinity en la entidad blanquiver­de, y en proteger a la cúpula y los intereses de Infinity en la ciudad. Ciertas actuacione­s podían pasar desapercib­idas al poco tiempo de llegar, durante el período de pandemia o en una categoría residual como la Segunda RFEF, pero en la actualidad se exige mayor seriedad con el club y, sobre todo, con la ciudad. Igual los cambios no sólo deben afectar al vestuario, como conviene un sector de la afición e incluso una parte de la prensa. Por cierto, que Kike Márquez sólo ha concedido una entrevista en toda la temporada, lo cual conecta con lo ocurrido con el jugador y la grada, por lo que declaracio­nes como las realizadas por Germán Crespo, señalando a jugadores y dudando de su profesiona­lidad -flagrante error del departamen­to-, no serán las últimas en producirse si la comunicaci­ón se sigue llevando a distancia.

Al igual que en los éxitos, los fracasos no son debidos a un solo factor o persona. Por mucho que algunos se empeñen en intentar indicar que sí. Pero no cuela. Alguien debería tomar nota del resultado de las temporadas 201920, 2020-21 y la que termina, la 2022-23.

La cúpula no asumió el problema del vestuario como propio para reconducir la situación

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Javier González Calvo y Juanito, en una sesión de entrenamie­nto del Córdoba en la Ciudad Deportiva.
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A.J. GONZÁLEZ

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