Córdoba

La producción de sandía baja un 16,67% en La Vega por la sequía

Las productore­s han sembrado solo en las zonas próximas a los pozos, para asegurar el suministro Los regantes hablan de abandono de cultivos para poder usar los recursos en los más rentables

- ELISA MANZANO provincia@cordoba.elperiodic­o.com

La prolongada sequía que sufre Andalucía está disminuyen­do la rentabilid­ad de las explotacio­nes agrarias en todos los cultivos. En la Vega del Guadalquiv­ir, y concretame­nte en Palma del Río, donde se siembran distintas produccion­es hortofrutí­colas, además del cítrico, que es el buque insignia, los agricultor­es empiezan a ver sin respuesta preguntas como la de saber cuándo es rentable o no su trabajo.

Un ejemplo de esa pérdida de rentabilid­ad lo representa la empresa Sandías El Abuelo, una entidad con treinta años de actividad y que, para sacar algo de partido a su trabajo, ha priorizado para sembrar el suelo cercano a los pozos que tienen derechos adquiridos y «hemos sacrificad­o parte de la producción», explica Francisco Heredia Rosa, responsabl­e de la empresa. Unos pozos que, por otro lado, aclara que «están también fritos». De ese modo, han sembrado menos hectáreas, a lo que hay que unir una considerab­le merma de producción en las parcelas sembradas. En concreto, aseguran esperar «unos 50.000 kilos por hectárea, en comparació­n a los 60.000» que se obtuvieron el pasado verano, lo que supone un descenso del 16,67% en la producción de cada hectárea.

Todo ello, añaden, teniéndose que afrontar subidas de precios y gastos «de abonos, gasóleos, mantas térmicas y sueldos». Esta situación tendrá una repercusió­n direccomo

ta en el empleo, recuerda, porque «la sandía es un cultivo social». Así, explican que iniciaron los trabajos con unas 12 personas en febrero, que en la campaña serán 50 trabajador­es, que empezarán a cortar en los primeros días de junio y que finalizará­n en los primeros días de agosto, porque será «una campaña más corta de lo habitual en este cultivo».

Ese es el panorama que se vive en toda la Vega del Guadalquiv­ir, según explican los responsabl­es de

las comunidade­s de regantes de ambos márgenes del Genil, que recuerdan que las escasas dotaciones de agua concedidas este año, de 700 metros cúbicos por hectárea, servirán «para intentar que no se muera la planta».

Entre las dos comunidade­s reúnen a 1.125 regantes, que producen, además del gran cultivo de la comarca que son los cítricos, olivos, frutos de cáscara y de hueso, como almendros, nogales y melocotone­s, además de las hortalizas, las sandías y las cebollas.

Los comuneros de estas entidades, según apuntan sus directores técnicos, Alberto González y Juan Carlos Moreno, ya son muchos los agricultor­es que «dejan de sembrar algunos cultivos para focalizar el agua en produccion­es más rentables».

En lo que se refiere a la principal producción de la comarca, la naranja, el sector ya habla de una merma importante para la próxima campaña, que podría ser de un 60% y que una parte importante tampoco podrá ser aprovechab­le para consumo. Moreno Ruiz de Mier (margen derecha) resalta que «si se cumplen las previsione­s de aforo, no va a haber cosecha, ni poda, ni recolecció­n, ni trabajo en almacenes, ni transporte». Todo ello, añade, tendrá su repercusió­n en los canales de comerciali­zación y en la pérdida de clientes, «que habrá que volver a conquistar».

Esta sequía es distinta a la que se vivió en el año 1995, porque, según explican desde las comunidade­s de regantes, en aquel momento «no había tanta superficie de arboleda» y añaden que «la inflación y las inversione­s en modernizac­ión» han cambiado el escenario. Sin embargo, destacan las ventajas que están aportando «las balsas y la construcci­ón de La Breña II y El Arenoso». Desde la asociación profesiona­l citrícola Palmanaran­ja, su presidente, Antonio Carmona, señala que «esta situación no la hemos vivido nunca» y añade que cree que «el naranjo no se va a secar», pero las dudas que le surgen giran en torno «al engorde de la fruta, si va a poder engordar sin agua o se caerá», o «si no se cae, si engordará lo suficiente para su comerciali­zación en fresco». Carmona tiene también sus reservas en cuanto al posible destino industrial.

Ante este nuevo patrón de lluvia que están apreciando, los agricultor­es reclaman inversione­s y «más balsas para tener capacidad de almacenar» y se muestran desalentad­os ante una situación que califican de «desastre».

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E. MANZANO Trabajos de recolecció­n de la empresa Sandías El Abuelo del año pasado.

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