La macsura de la Mezquita, ante su primera reforma en 200 años
El Cabildo presenta el proyecto de intervención, dotado con un presupuesto de 3,7 millones Las obras durarán al menos tres años en varias fases, lo que permite mantener abierto el recinto
Hace más de 1.000 años, entre 961 y 966, el califa al-hakem II ordenó la construcción de la macsura de la Mezquita de Córdoba en la ampliación hacia el Sur del templo. Era una de las estancias más importantes del monumento ya que estaba reservada para el uso y rezo particular del comendador de los creyentes y se ubicaba justo frente al mihrab, el nicho que marca la orientación de cualquier mezquita.
Al-hakem II quiso levantar una macsura acorde a la monumentalidad de la Mezquita, para sustituir una instalación anterior hecha de madera. Allí debieron trabajar los mejores ingenieros, arquitectos y artesanos de la época porque tras más de un milenio de historia se conserva de manera excelente y hoy por hoy es uno de los elementos más visitados y fotografiados por los turistas en su visita a la Mezquita-catedral. Pero el tiempo no pasa en balde, y de vez en cuando la macsura necesita una intervención integral que la proteja y la mantenga en las mejores condiciones.
La última vez que se intervino en la macsura fue en el periodo 1815-1819, cuando -entre otras cosasse retiraron unas bóvedas del Barroco que ocultaban el verdadero aspecto de los elementos originales; también se restauraron los mosaicos que la adornan. Después, se han ido haciendo pequeñas reparaciones y acciones de mantenimiento aquí y allí, pero ninguna de la envergadura de aquella que encargó el obispo Pedro Antonio Trevilla hace más de dos siglos. Hasta ahora.
⁄
LA INTERVENCIÓN El Cabildo Catedral, titular del monumento, entregó ayer ante la Delegación de Cultura un nuevo proyecto de intervención muy ambicioso, el primero de estas características desde aquella reforma del XIX, para su autorización. Así lo indicaron el canónigo portavoz, José Juan Jiménez Güeto, y el arquitecto conservador, Gabriel Ruiz Cabrero.
La actuación principal se realizará sobre las cúpulas de la macsura, explicó el arquitecto. Se van a consolidar las estructuras de soporte, incluyendo las vigas originales,
fabricadas con madera de cedro. Aunque están en buen estado, necesitan tratamiento contra las termitas y las humedades. También se van a restaurar los mosaicos, una de las principales características de esta macsura.
Junto a la macsura hay otras dos habitaciones no visitables que en su origen se destinaban al califa y al tesoro. Los arquitectos y conservadores también van a tra
bajar en ellas y el proyecto contempla recuperar en estos espacios la ventilación original, que se hacía de forma natural, para contrarrestar la humedad que generan los miles de visitantes diarios que recibe este espacio y que seguirán pudiendo disfrutar de esta parte de la Mezquita-catedral: durante los trabajos de restauración no se cerrará al público la macsura al completo en ningún momento, dado que la obra se hará por fases. Habrá partes que no puedan apreciarse en todo su esplendor, pero nunca estará toda cubierta.
En intervenciones anteriores se descubrió parte de la coloración en las dos cúpulas adyacentes a la macsura. Los conservadores aún no saben si durante esta actuación se podrá aplicar la pintura con las tonalidades que gustaban hace un milenio, y que incluían, además del rojo y el albero de las arquerías de la Mezquita, grandes superficies de azul. En principio, según el arquitecto Ruiz Cabrero, la idea es dejar los elementos tal como están ahora, sin modificaciones cromáticas. Pero esa intención inicial podría cambiar conforme avancen los trabajos. Es un ejemplo de la complejidad de una actuación arqueológica de este calado.
Para entender la dificultad e importancia de la intervención que arrancará en breve (si todo va bien, el Cabildo espera tener los permisos a finales de año), basta con recordar que los trabajos previos se han prolongado durante casi un cuarto de siglo. Los primeros análisis de las cúpulas de la macsura se realizaron a finales de los 90, pero hasta ahora los resultados no han cuajado en un proyecto técnico en el que han participado arquitectos, ingenieros, conservadores y arqueólogos, además de los técnicos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Sólo la recopilación de datos sobre las humedades en la estancia ha requerido un año de mediciones.
Junto a la macsura hay otras dos habitaciones que se destinaban en origen al califa y al tesoro
⁄
PLAZOS Y PRESUPUESTO El presupuesto de una actuación patrimonial como ésta siempre resulta elevado. En este caso, el Cabildo tiene previsto invertir 3,7 millones de euros, pero los arquitectos saben que con toda seguridad habrá que aumentar la cantidad conforme la intervención vaya revelando nuevas características y elementos. Es algo que ocurre casi siempre, lo que obligará también a ampliar los plazos de intervención, que en un principio alcanzan los tres años.
Antes, el Cabildo tendrá que obtener la autorización de la Consejería de Cultura, que debe visar todo el proyecto. La Gerencia de Urbanismo, por su parte, tendrá que otorgar la correspondiente licencia de obras.