Córdoba

Y Rubén hizo la comunión

San Juan de Dios ha posibilita­do que un niño con autismo realice la primera comunión en su capilla Al menor se le adaptó la catequesis y misa a sus necesidade­s

- M.J. RAYA local@cordoba.elperiodic­o.com CÓRDOBA

Rubén, hijo de María Zafra y José Ángel Fernández, vecinos del Sector Sur, hizo la primera comunión el pasado domingo, gracias al respaldo que ha recibido desde el Centro de Atención Infantil Temprana (CAIT) del hospital San Juan de Dios y del propio centro sanitario. Rubén, que cumplirá en octubre 9 años y está diagnostic­ado de un trastorno del espectro del autismo (TEA), no posee lenguaje verbal y sus padres, que son quienes mejor lo conocen, no lo veían preparado para ir a misa todos los domingos ni para una catequesis tradiciona­l durante dos años, formación previa a recibir el sacramento.

«Hace un tiempo, en el CAIT de San Juan de Dios, al que nuestro hijo lleva acudiendo para recibir terapia desde los 2 años, surgió la conversaci­ón de que queríamos que Rubén hiciera la comunión, pero que veíamos las dificultad­es que podría suponer. En el CAIT nos abrieron la posibilida­d de que el niño pudiera hacer la comunión él solo en la capilla del hospital. La directora del CAIT, Laura Casares, se ha encargado de proporcion­ar a Rubén una catequesis adaptada, ayudándose de apoyos visuales y de pictograma­s, que facilitan la comprensió­n a nuestro hijo», cuenta María. «Rubén está acostumbra­do a acudir semanalmen­te a terapia al hospital San Juan de Dios. Ha asistido a actividade­s que se han desarrolla­do en la capilla del hospital y no es ajeno a la religión católica, porque es alumno de las Mercedaria­s y nosotros somos creyentes», recalca. «Aunque nos animaron a que hiciera la comunión en nuestra parroquia, sabíamos que a él le iba a agobiar una ceremonia junto a otros muafrontar chos niños y familias a la vez. Por eso, estamos muy agradecido­s a todo San Juan de Dios, en especial a Laura Casares, su catequista; al hermano Isidoro de Santiago; a su terapeuta, Aurea Gómez, y a otro logopeda, que igualmente quiso estar presente. En el colegio también nos ha ayudado su profesora Ana Belén», resalta esta madre.

Un gran trabajo

Otra prueba que superó Rubén fue vestirse con el traje de comunión, pues muchas personas con autismo presentan sensibilid­ad a determinad­os textiles. «Eligió un traje que no le generaba rechazo cuando se lo probó y el día de su comunión aguantó todo el día con la corbata puesta», destaca la madre de este niño. «Aunque el día del ensayo, como asistió nuestra familia se puso algo nervioso, el domingo fue todo muy bien. Fue siguiendo la misa con pictograma­s y apoyos visuales, que incluyeron hasta el padrenuest­ro. Ha habido mucho trabajo detrás, pero a veces hay que intentar hacer cosas que creemos que no serán posibles», añade María Zafra.

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Rubén y sus padres.

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