El Ateneo Ciudadano pone en marcha una ruta por la memoria
Varias placas identifican 8 lugares relacionados con momentos de la II República, la guerra y la dictadura Están dotadas de un código QR que remite a una página web en la que se informa de los sucesos
El Ateneo Ciudadano ha recuperado hasta el momento un total de 8 «lugares de la memoria», a través de la Ruta de la Memoria en Cabra. Tras dos años de estudio e investigación se han dado a conocer distintos lugares, monumentos o acontecimientos que durante décadas estuvieron silenciados u ocultos, como espacios en los que se identifica la memoria colectiva egabrense, como expusieron en su presentación en la Biblioteca Municipal Juan Soca su presidente, Manuel Flores, y el historiador y ateneísta José Luis Casas.
Para ello, y siguiendo las líneas que desde hace años marcan tanto la historiografía europea como española, se ha profundizado en testimonios tanto documentales como orales para recuperar un pasado silenciado como fue el de los avances democráticos llevados a cabo en la Segunda República y la represión desarrollada durante la guerra civil y la dictadura franquista. El trabajo deja abierta la posibilidad de que este proyecto sobre los lugares de memoria de la ciudad de Cabra se amplíe a otros periodos de la historia local, también necesitados de recuperación.
La Ruta de la Memoria en Cabra ha pasado hasta el momento por la instalación de 8 pequeñas placas en la vía pública de la ciudad que, dotadas con sus respectivos códigos QR, enlazan con la página web https://ruta-de-la-memoria-cabra.webnode.es/, en la que se ofrece información sobre los acontecimientos
y hechos vividos en estos. Así, muestran desde lugares donde se encontraba la Casa del Pueblo del Centro Instructivo Obrero La Fraternidad (1918-1936), hasta el cementerio municipal San José, en el que en la segunda mitad de 1936 tuvieron lugar varios fusilamientos contra aquellos que habían apoyado a la República o habían militado en organizaciones políticas de izquierda o en sindicatos de clase.
Otros lugares son la actual plaza de España, donde se erigió un busto dedicado a Mariana Pineda y que después del golpe de Estado de 1936 fue derribado y abandonado en las márgenes del arroyo de La Tejera.
Entre otros espacios recuperados se encuentran la calle Norte, donde, en un agujero excavado en la cocina de su casa, estuvo escondido Francisco Moral Barranco, un militante socialista que intentó huir del pueblo en los primeros días de la guerra, pero tras resultar herido tuvo que volver, junto con un compañero que le ayudó a llegar hasta su domicilio, o la calle Tinte, donde en un edificio en la confluencia con la calle Platerías hubo un campo de concentración por el que entre agosto de 1938 y abril de 1939 pasaron 1.032 prisioneros republicanos, de los que 24 fueron mujeres, un caso único entre los campos de la provincia de Córdoba.
También se ha instalado una placa en el Instituto Aguilar y Eslava o en el eje que va de la Plaza Vieja al Ayuntamiento, donde el 7 de noviembre de 1938 el bombardeo de la población a primera hora de la mañana, por tres aviones Tupolev SB-2 del ejército republicano, alcanzó varias zonas del pueblo, resultando más de un centenar de muertos, junto a numerosos heridos y cuantiosos daños materiales en edificios.
Hay otra placa donde se ubica actualmente la Biblioteca Municipal Juan Soca y que fue creada por acuerdo plenario municipal el 16 de junio de 1933, viendo durante la guerra civil interrumpidos temporalmente sus servicios y teniendo su bibliotecario que cumplir con las órdenes que obligaban al expurgo de obras, de forma que se retiraron y destruyeron obras que se consideraron «perjudiciales por el contenido de sus doctrinas revolucionarias».