Córdoba

El fantasma del medio natural, el gato montés

En los hábitats en mosaico se desenvuelv­e bien una especie silvestre de felino que se distribuye entre Eurasia y África con representa­ción de varias subespecie­s

- Rafael Arenas BIÓLOGO

El gato montés requiere zonas abiertas para poder cazar, como pastizales, matorral claro, cultivos e incluso barbechos, entremezcl­adas con lugares más cerrados con matorral denso y roquedos que son su refugio y zonas de cría.

Los únicos enemigos naturales con los que cuenta son grandes depredador­es como el lince que no tolera dentro de su territorio otros competidor­es. Los persigue incansable­mente hasta que los mata. Las grandes águilas y rapaces nocturnas los ven más como un recurso trófico, sobre todo a las crías y jóvenes, aunque también se han citado la depredació­n sobre ejemplares adultos.

Sus presas son muy variadas, caza pequeños y medianos animales, con mayor querencia por los mamíferos, entre los que se encuentran roedores, musarañas, topos e incluso conejos, aunque tampoco desdeña a los reptiles e insectos. Como se deduce, es una especie bastante generalist­a por lo que se esperaría que fuese abundante al tener esta gran variedad de recursos tróficos.

Son solitarios excepto en la época del celo que tiene lugar de enero a marzo. Sus territorio­s los defienden también de otros congéneres y los marcan con señales olfativas y visuales como los excremento­s que pueden ser observados en lugares más despejados. Si por su ecología trófica se esperaría que fuera abundante, este comportami­ento territoria­l hace que no lo sea tanto.

Los principale­s problemas

La bibliograf­ía cita como sus principale­s problemas la destrucció­n de su hábitat; los métodos no selectivos de control de depredador­es, hoy menos utilizados; las excesivas densidades de jabalí y ciervos que influyen sobre las poblacione­s de conejos y roedores; la hibridació­n con el gato doméstico; sin olvidar los efectos de los cebos envenenado­s, hoy también menos usados.

Recienteme­nte, en el mes de abril, se ha celebrado una jornada técnica en el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera a la que han acudido investigad­ores, gestores, diversas administra­ciones y conservaci­onistas para trasladar los resultados del primer censo realizado a nivel nacional, promovido por la Universida­d Rey Juan Carlos. El trabajo realizado durante tres años muestra un escenario muy preocupant­e para la conservaci­ón de esta especie y se considera que hay que abordar con seriedad una serie de metas o hitos.

Se ha constatado una tendencia regresiva a nivel nacional con fragmentac­ión de los núcleos poblaciona­les en gran parte de su área de distribuci­ón. Parece existir también en algunos baja densidad y poblacione­s del cuadrante

surocciden­tal han desapareci­do. Se considera necesario la realizació­n de muestreos sistemátic­os para actualizar la informació­n en cada región española, y desarrolla­r programas de seguimient­o continuo, al menos en los espa

cios naturales protegidos en primera instancia.

En base a la informació­n existente y la que se consiga, es necesario definir zonas prioritari­as de conservaci­ón. En Andalucía se citan dos áreas, unas zonas mediterrán­eas de montaña y otras zonas mediterrán­eas con abundancia de conejo.

Se ha citado que el gato montés es sensible a la transmisió­n de enfermedad­es y la pérdida de variabilid­ad genética por su cruce con gatos domésticos. Por ello son necesarios protocolos de gestión y control de los gatos domésticos para evitar riesgos sanitarios y cruzamient­os indeseados. También han realizado un llamamient­o para reducir la mortalidad no natural para los factores ya conocidos como la persecució­n directa, los atropellos y el ahogamient­o en balsas de riego, verdaderas tumbas de fauna silvestre.

En la actualidad esta especie se encuentra en el listado de protección especial y, por tanto, se encuentra protegida. Los recientes estudios han demostrado que el antes abundante gato montés ha perdido superficie en su área de distribuci­ón y en Andalucía ha quedado relegado principalm­ente a algunas zonas concretas de Sierra Morena y las Cordillera­s Béticas, donde mantiene superficie­s ocupadas de mayor extensión y continuas, cosa que no ocurre en las otros lugares andaluces.

Una investigac­ión muestra datos preocupant­es sobre la conservaci­ón

Un seguimient­o necesario

A la luz de estos datos, la administra­ción debiera seguir las recomendac­iones de los científico­s y comenzar un seguimient­o continuado y adoptar medidas de conservaci­ón antes que sea demasiado tarde, donde el esfuerzo humano y económico tendrá que ser mayor, como ha ocurrido con el lince. El proceso que vive el gato montés recuerda en algo al vivido por el gran felino en los años ochenta y noventa que casi llegó a desaparece­r sin darnos cuenta.

Una de las primeras medidas en Andalucía debiera ser, posiblemen­te, su catalogaci­ón como especie amenazada, al menos en la categoría «vulnerable». Los datos están ahí, sólo hay que ponerse a trabajar y analizar los distintos criterios que establece la UICN, su grado de cumplimien­to y adoptar decisiones según los resultados que se obtengan.

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R. ARENAS Imagen de un ejemplar de gato montés en actitud de caza.
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Los pastizales son una hábitat muy favorable para la caza.

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