La poesía espiritual brota en ‘Como en un espejo’
Diecisiete autores cordobeses abordan los caminos de su fe con versos
NLa iniciativa parte del reciente auge de este tipo de propuestas en editoriales como Renacimiento
o hay tanta diferencia entre un recital poético y un rezo, o así lo entiende la poeta María Luz Escuín, editora junto con Mercedes Castro de Como en un espejo, la antología de poesía espiritual, publicada por Endymion y con prólogo de Adolfo Ariza, que se presentó ayer en el Obispado.
«Toda poesía es oración, incluso la poesía de temas no religiosos, porque supone entrar en lo más íntimo de uno mismo y dejar la creatividad en manos del escalón del misterio», apuntó Escuín, quien ya tuvo su propio viaje iniciático, pues hace unos años se convirtió al cristianismo después de cincuenta años siendo atea. Una experiencia que plasmó en su poemario El habitable creo. Esta obra y los versos de Daniel Cotta sirvieron de punto de partida para comenzar el proyecto. «Mercedes Castro y yo observamos un resurgir de la poesía espiritual, sobre todo tras la publicación de antologías de este carácter en Adonais y Renacimiento, con el prestigio que desprenden estas colecciones. Así que pensamos en explorar la poesía religiosa que se estaba haciendo en Córdoba», comentó la editora.
Al contrario de lo que imaginaban, pronto se hizo notable el interés de personalidades poéticas relevantes por participar. «Nos quedamos asombradas por la alta participación y la gran calidad de los poemas». No es para menos. Nombres consolidados como el de Juana Castro, quien expresa con sus versos la llegada a Dios por medio de la muerte de un hijo, se prestaron a aportar la pluma. Manuel Gahete mandó siete sonetos
dedicados a la Virgen María. Así, hasta las diecisiete sensibilidades que conforman esta obra. Francisco Carrasco, Carlos Clementson, Soledad Zurera, Alfredo Jurado, María Luz Escuín, Mercedes Castro, Pilar Sanabria, Araceli Sánchez Franco, María José Mures, Rafaela Hames, Manuel Sanchíz, Daniel Cotta, Rafael Colmenero, Daniel García y Antonio Varo Baena completan esta búsqueda literaria del encuentro con la fe.
El título del poemario, Como en un espejo, es extraído de una cita de San Pablo: Ahora vemos como en un espejo, pero entonces veremos cara a cara, cuyo significado plantea lo borroso
así era el reflejo de los antiguos espejos- que puede resultar el encuentro con Dios durante la vida en la tierra, a la espera de la clarividencia que traerá su encuentro tras la muerte. La idea fue de Carlos Clementson. «Hemos querido plasmar el tema religioso en un amplio abanico de posibilidades, para que el lector se identifique», incidió Escuín. Esto incluye también a los ateos ya que, según la creadora, «los límites entre creer y no creer en Dios son difusos». Esta iniciativa demuestra, no obstante, lo irrefutable de la fe ciega en el poder sanador de la literatura y de la poesía.