El Corral de la Morería celebra su mejor año

El local madrileño ha reunido al artisteo mundial más importante

La primera vez que Blanca del Rey entró en el Corral de la Morería (Madrid) tenía 14 años. Había viajado desde Córdoba con su madre, una «ciudad cerrada y moralista» frente a ese «Madrid abierto, de edificios tan altos» que tanto le impactaron. Eran principios de los años 60 y lo vivió como si hubiera «cruzado el Océano Pacífico». La casualidad quiso que en aquel debut estuviera presente el actor de cine clásico estadounidense Rock Hudson, uno de los tantos artistas que han pasado por este tablao, referencia gastronómica nacional y uno de los 1.000 sitios que ver antes de morir según el clásico libro de viajes de Patricia Schultz.

Por aquel entonces, poco se podía imaginar Del Rey que terminaría siendo dueña y directora artística de un lugar que ha acogido y lanzado a figuras como Antonio Gades, La Chunga, Manuela Vargas, Mario Maya, Diego el Cigala, José Mercé o Antonio Canales. A ella misma. «Cómo lo iba a pensar. Lo que quieres a los 14 años es crecer y bailar cada vez mejor. Ese es el problema de hoy, que la gente no ha subido un primer escalón y ya quiere estar en el de arriba», afirma. Manuel del Rey, dueño del local y 27 años mayor que ella, se quedó prendado de aquella bailarina a la que esperaría unos cuantos años para casarse. Hubo boda, y durante más de tres décadas ella sacó a bailar el mantón de Manila para deleite de sus clientes, que veían cómo los grandes flecos de seda envolvían sus movimientos con un manejo que ha creado escuela, la de la Soleá del mantón. Aquí celebraban en familia (la de sangre y la que formaron en el tablao) cumpleaños, bodas, bautizos y comuniones. Aquí hacían sus trastadas sus hijos, Juanma y Armando, y aquí se reunían algunas de las personalidades más importantes de la política y el artisteo mundial.

«Aquí conoció el sha de Persia a Farah Diba. Los presentó mi marido. Hay muchísimas anécdotas», relata Blanca. Se cuenta que entre sus paredes tuvieron una de sus míticas broncas Ava Gardner y

Frank Sinatra (que acabó en bofetón). También que pasaron los Beatles (antes de que las fans se desmayaran en sus conciertos) y los Rolling Stones, así como otros personajes dispares como Ronald Reagan y el Che Guevara, Marlon Brando y Cantinflas, Nicole Kidman o Justin Bieber. «Tenemos dos cajas de carretes en blanco y negro. Haremos algo con ayuda de profesionales, porque el otro día salió una foto y no acabábamos de saber quién era el hombre que aparecía. Resultó ser Jimmy Carter», cuenta. Reagan, Richard Nixon, George W. Bush y Edward Kennedy también se dejaron ver por aquí. Blanca habló con la prensa dos días antes de celebrar el 67 cumpleaños del tablao, el 20 de mayo, y cinco días después de recibir la medalla de Madrid a manos del alcalde José Luís Martínezalmeida por ser «una de las coreógrafas y bailaoras más importantes de la historia del flamenco».

ESTRENO Recuerda con especial cariño el día que Mario Maya estrenó El amargo, creado sobre los textos de Federico García Lorca. «Aquí creó el embrión de lo que luego puso en el teatro. Salió con el torso desnudo, que ahora parece que es algo que han descubierto los jóvenes, pero no. Ya lo había hecho Mario Maya, para sorpresa de todos los presentes», recuerda. También ha sido casa de otros hitos, como la presentación de Entre dos aguas de Paco de Lucía o el debut y despegue profesional de Isabel Pantoja. Considerado una referencia del flamenco mundial, este mes de febrero aparecía en un reportaje interactivo del The New York Times sobre qué hacer en 36 horas en Madrid. Era el primer sitio de su lista de recomendaciones sobre los iconos culturales y gastronómicos de la capital, como recuerda Juanma del Rey. Al fallecer su padre, él y su hermano Armando tomaron las riendas de esta nueva etapa. En 2013 decidieron abrir junto a su madre un pequeño salón para empezar una aventura gastronómica. Al proyecto se sumó en 2016 el chef vasco David García. Desde entonces, han conseguido una estrella Michelin en 2018 y el tercer sol de la Guía Repsol, a principios de ese año.