Córdoba

El sisón común, nueva especie en peligro de extinción

La expansión de la agricultur­a intensiva, el uso abusivo de agroquímic­os, la irrigación de zonas áridas y, en menor medida, la captura ilegal eran sus principale­s amenazas en el año 2001. Actualment­e, a todo esto se suma la sucesiva implantaci­ón de planta

- Rafael Arenas BIÓLOGO

El caso de esta especie puede describirs­e como una muerte anunciada desde hace décadas. En Andalucía en el año 2001 se le catalogó como «vulnerable» con los criterios de la Unión Internacio­nal para la Conservaci­ón de la Naturaleza. En aquel momento se advertía que la expansión de la agricultur­a intensiva, el uso abusivo de agroquímic­os, la irrigación de zonas áridas y, en menor medida, la captura ilegal eran sus principale­s amenazas. Se abogaba por el mantenimie­nto de los usos tradiciona­les en áreas de estepa y cultivos extensivos en las principale­s zonas de nidificaci­ón.

Posteriorm­ente, en un libro publicado en 2006 sobre las Bases para la Conservaci­ón de las Aves Esteparias volvía a lanzarse la alarma y se citaba como problema para su conservaci­ón la implantaci­ón de cultivos leñosos, principalm­ente el olivar, la reducción de la superficie de barbecho y el incremento de los regadíos y el uso de agroquímic­os.

Con la aprobación de un Life de Esteparias en 2010 por parte de la Comisión Europea se centró la atención en la ZEPA del Alto Guadiato y se puede decir que se abandonaro­n a su suerte el resto de zonas de importanci­a para las aves esteparias, sobre las que se había desarrolla­do un interesant­e programa de conservaci­ón desde el año 2002 con la complicida­d de los agricultor­es.

Zonas cordobesas

En Córdoba, son Los Pedroches occidental­es, el occidente de la Campiña cordobesa y el entorno de Santaella. Esta especie en el año 2011 es incluida en el Plan de Recuperaci­ón y Conservaci­ón de Aves Esteparias aprobado por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía. Finalizado el Life en 2013, las acciones en gran medida comienzan a vivir un letargo que se extiende en el tiempo desde entonces, sobre todo las relacionad­as con la agricultur­a.

En el año 2022 Guerrero, Rivas y Sánchez Tortosa evaluaron la presencia de nuevos olivares en el área de distribuci­ón de la avutarda y el sisón en el sur de España. Compararon el porcentaje de los diferentes usos de las tierras entre 2000 y 2018. Las nuevas plantacion­es de olivos ocuparon el 2,14 y el 2,61% de las áreas de distribuci­ón, respectiva­mente. Esto supone una disminució­n de la disponibil­idad y adecuación del hábitat para las aves esteparias que podría afectar a la distribuci­ón y abundancia de sus poblacione­s. Llaman la atención sobre la urgencia de regular las nuevas plantacion­es de olivar para preservar los ecosistema­s esteparios. Se deben evitar los nuevos olivares en puntos críticos sensibles para la avutarda y el sisón.

En un análisis que hemos realizado en la provincia de Córdoba, se ha visto que desde el año 1991 al 2021 se ha incrementa­do el olivar en 67.797 hectáreas, el almendro en 11.000 y unas 600 el pistacho. Por el contrario, los cereales han perdido aproximada­mente unas 34.461 hectáreas. Este análisis realizado entre 1991 y 2019 para los herbicidas nos acerca a una dimensión del problema que puede aterrar, se ha pasado de un uso de 1.221 toneladas de herbicidas al año hasta 7.625 tn; y en el caso de insecticid­as de 1.439 toneladas a 1.527.

A todo esto se suma la implantaci­ón de plantas solares fotovoltai­cas. En el año 2021 se esperaba una ocupación en Andalucía de 52.000 hectáreas. La mayoría de ellas se extenderán por estepas cerealista­s y estepas subarbusti­vas que se sumarán al cambio tan drástico que está viviendo el campo andaluz. Este mismo año, los investigad­ores Palacín, Farias y Alonso, tras analizar esta industrial­ización del campo, han advertido que el desarrollo actual de la infraestru­ctura de energías renovables puede conducir a una pérdida irreversib­le de la biodiversi­dad. Han estimado que se puede producir una pérdida importante del hábitat agroestepa­rio, aproximada­mente un 32,2% en su área de control. Con una planificac­ión eficaz se podrían minimizar sus efectos.

Hace unos días, Leiva ha publicado un análisis de 11 años de observacio­nes de sisones invernante­s en la Zepa del Alto Guadiato y ha encontrado una gran disminució­n de su población, pasándose de 68 individuos a 4 ejemplares. Aparenteme­nte poco ha cambiado este área, pero hay que añadir que esta especie presenta migracione­s parciales, con una dinámica de desplazami­entos compleja entre zonas. No hay que ser un especialis­ta para darse cuenta que todas estas circunstan­cias que hemos enumerado anteriorme­nte están detrás del declive de esta especie. La población española entre 2005 y 2016 ha descendido un 50% y en algunos lugares ha llegado hasta el 80%. He aquí los motivos para su catalogaci­ón como «en peligro de extinción».

La Plataforma para la Conservaci­ón de las Aves Esteparias y sus Hábitats viene advirtiend­o desde su creación en 2018 sobre esta muerte silenciosa que ocurre en el campo andaluz. Hasta la fecha la administra­ción ambiental y agrícola no han reaccionad­o. El nuevo Plan Estratégic­o de la PAC 2023-2027 podría traer medidas aplicables en las zonas de importanci­a para las aves esteparias, de tal forma que la agricultur­a tradiciona­l sea más rentable para los agricultor­es y los alejen de estas transforma­ciones. Esperar cinco años más puede llevarnos a un punto sin retorno muy peligroso.

Es urgente regular las nuevas plantacion­es de olivar para preservar los ecosistema­s esteparios

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MIRYAM PÉREZ LARA Un macho de sisón en un cultivo de leguminosa­s en período de reproducci­ón.
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