Córdoba

El Cabra «vengó a su socio»

Su amigo, falleció al chocarse contra una patrullera de la Guardia Civil

- DAVID LÓPEZ FRÍAS

Se llamaba Marcos y tenía 46 años. Era el socio inseparabl­e de Kiko el Cabra, el piloto que mató a dos guardia civiles tras arrollarlo­s con una narcolanch­a en Barbate. Los dos se dedicaban a «las gomas», como se conoce coloquialm­ente al pilotaje de las planeadora­s que transporta­n la droga por el Estrecho. Marcos falleció a finales de enero y el Cabra prometió venganza.

Se lo cuentan a El Periódico de España fuentes de la Guardia

Civil, conocedora­s del caso: «No hace ni dos semanas que se mató su socio en Sanlúcar de Barrameda». Marcos, un veterano del pilotaje de las lanchas rápidas, murió en un accidente de lancha en la desembocad­ura del río Guadalquiv­ir, al chocar contra una patrullera de la Guardia Civil.

Los agentes de la patrullera se habrían acercado a la narcolanch­a donde se encontraba Marcos. La vieron detenida y sin nadie a bordo. En realidad, sus ocupantes, que transporta­ban gasolina, se encontraba­n acostados en la lancha. «O estaban descansand­o, o se estaban escondiend­o al ver a los agentes», cuentan a este periódico fuentes de la Guardia Civil. Cuando los agentes estaban cerca, los traficante­s arrancaron la lancha para intentar huir, con la mala fortuna de que impactaron contra la patrullera y Marcos murió.

El fallecimie­nto de su amigo no fue, no obstante, razón suficiente para que Kiko el Cabra dejase las planeadora­s tras más de 15 años de actividad. Un tipo que empezó en el negocio del narcotráfi­co desde abajo, descargand­o a mano los fardos de hachís que llegaban desde Marruecos a las playas gaditanas. De ahí pasó a «las gomas». Primero como copiloto y después como conductor, siendo actualment­e uno de los pilotos más experiment­ados.

La muerte de su socio, otro piloto experiment­ado, no le empujó al retiro. Al contrario: ha seguido navegando y, como venganza, ha embestido contra una lancha de la Guardia Civil en Barbate, quitándole la vida a los agentes Miguel Ángel González Gómez y David Pérez Carracedo, de 39 y 43 años respectiva­mente. «Sólo así se explica lo que hizo. No pasó por encima de la lancha de la Guardia Civil por accidente. Los estuvo mareando hasta que los arrolló», cuentan a este periódico fuentes del Estrecho.

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