Nueva arma contra el narco
La Guardia Civil ya dispone del ‘Dragonfish’, una novedosa baza para desplegar en el Estrecho Es un dron creado para patrulla marítima contra, por ejemplo, narcolanchas ☰
Es la última adquisición que la Guardia Civil suma a su escuadra de 85 aeronaves no tripuladas. Su nombre es Dragonfish, o pez dragón, y es uno de los drones más potentes para patrulla sobre vehículos veloces en el suelo o en el mar. El instituto armado tiene disponible una nueva baza para desplegar en el Estrecho en ese modelo de robot volador, creado para patrulla marítima contra, por ejemplo, las narcolanchas.
En este caso, la misión no es la persecución a toda velocidad de tripulaciones y alijos, sino su avistamiento, su localización temprana, la vigilancia de su trayectoria para hacer más fácil su interceptación en aguas españolas. Para ello cuenta con un sistema de seguimiento asistido por inteligencia artificial. Su aplicación puede llevar a un cambio en los métodos del narcotráfico del sur peninsular: ya no les bastaría a los narcos con tratar de eludir la vigilancia combinando cuatro lanchas, y dedicando tres a marear y entorpecer la persecución: el Dragonfish es capaz de localizar y seguir las trayectorias de hasta 64 objetivos.
El nuevo dron es una de las estrellas tecnológicas que el instituto armado presenta en la feria del sector de la seguridad Sicur, que se celebra estos días en Madrid. Su capacidad de interpretar y revisar aquello que persigue desde el aire se combina con la visión de una cámara capaz de distinguir objetivos pequeños, como letras de una matrícula de coche, a dos kilómetros.
Autel Robotics, su fabricante, ha concebido al Dragonfish no solo para la patrulla marítima, también para control del tráfico, inspección de redes eléctricas, vigilancia de cultivos, acciones de orden público y prevención de incendios. Se ajusta pues a casi todas las misiones de la Guardia Civil. El precio de la aparato oscila entre los 90.000 y los 200.000 euros, dependiendo de cómo vaya equipado en su versión pro. Este avión no tripulado, de tres metros de envergadura, alcanza una velocidad de 108 kilómetros por hora en vuelo normal a una altura máxima de 6.000 metros.
El pez dragón de la Guardia Civil puede mandar señal de vídeo a 31 kilómetros, y estar en el aire hasta 158 minutos. Está protegido contra intentos de inhibición y es capaz de detectar e interpretar vuelos de otras aeronaves. El aparato no tripulado cuenta con hélices que rotan, para despegue vertical desde embarcaciones y aterrizaje vertical, o para volar como un helicóptero si el viento u otros factores se lo hacen aconsejable a su cerebro electrónico, que mantiene activos los motores hasta a 40 grados bajo cero.
Al final, después de un largo proceso de deliberación sobre nuevas incorporaciones a su flota de drones, la Guardia Civil ha optado por un UAV de fabricación china. Autel Robotics, suministradora de fuerzas de seguridad en diversos países, tiene base en Shenzhen, área industrial a la que China reivindica como capital mundial de los drones.
La llegada de la máquina coincide con una convocatoria de personal realizada por el instituto armado, que ha difundido la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). La comisión de servicio se propone «dadas las necesidades de personal existentes en el GEAS de Algeciras», dice la convocatoria. la incorporación «lo antes posible». El GEAS es la unidad a la que pertenecía el guardia Miguel Ángel González, asesinado el pasado 9 de febrero cuando el narco Kiko el Cabra abordó con su lancha -presuntamente- a la zodiac policial, en un choque en el que también resultó muerto el miembro del Grupo de Acción Rápida David Pérez y heridos otros dos agentes.