Córdoba

Por el firmamento a ras de tierra

- MANUEL Fernández

El ser humano, a pesar de sus múltiples estados de debilidad, goza de momentos grandiosos, como, por ejemplo, colocar el firmamento a ras de tierra y construir el cielo en espacios que tocamos todos los días. Como va a ocurrir estos días en la parte de la Mezquita donde el Guadalquiv­ir se une con el monumento más emblemátic­o de la ciudad en esta celebració­n de la Semana Santa donde las creencias se engalanan y la belleza se asienta en la carrera oficial, que va desde la Puerta del Puente a la de Santa Catalina, pasando por el Triunfo de San Rafael, la Puerta del Perdón y el Patio de los Naranjos. Por esa zona de la Puerta del Espíritu Santo y la de San Ildefonso, dice un Carmelo Casaño cargado de vida, que hay dos letreros en árabe que dicen «en el nombre de Alá el santo, mandó el rey Alfonso XIII, Alá le fortalezca y le ayude, al ministro Lorenzo Rodríguez Pascual la restauraci­ón de la fachada de esta puerta que se hizo bajo la dirección del arquitecto Velázquez Bosco y se terminó con el auxilio de Alá en el año cuatro y noveciento­s mil del mesías».

Eran todavía, según el ilustrado Carmelo Casaño, los tiempos de la Mosquée, cuando los únicos turistas que había eran los acompañant­es de aquella chica que nos enseñaba las rodillas montada en un coche de caballos y que a la Iglesia no le interesaba en absoluto «que aquello fuera suyo para no tener que pagarlo». Y precisa el abogado, que esta semana ha presentado el libro Retablos de la memoria, «que no es una cuestión anticleric­al, pero no me cabe a mí en la cabeza que las Pirámides de Egipto fueran de una secta islámica o el Partenón de la iglesia ortodoxa griega». Aunque lo que distingue a esta zona de los alrededore­s de la Mezquita –donde echaron raíces desde tiempos inmemorial­es el poder y las creencias-- es la grandeza y el atractivo de su encanto.

Por eso se ha establecid­o en el Palacio de Congresos, frente a la Mezquita, en el antiguo Hospital de San Sebastián, que exhibe una portada de ensueño, Aurelio

Teno, un pintor y escultor que nació en las Minas del Soldado, en Villanueva del Duque --donde trabajó de minero mi abuelo materno y se enamoraron mi padre y mi madre—y levantó una escultura de Don Quijote ante el Kennedy Center de Washington, después de ganar un concurso en el que venció a Dalí. Ahora su obra se expone en este palacio de enfrente de la Mezquita hasta finales de abril, lo que culmina, según su hija, Mónica Teno, un largo camino que ha permitido la adquisició­n de una parte de la ingente producción pictórica y escultóric­a de su padre. Que muchas veces habíamos intentado ver en el monasterio de Pedrique, cerca de Villaharta, aunque en el término municipal de Pozoblanco, donde Teno instaló su taller y un museo de su obra.

En El Viso de los Pedroches, pueblo al que estuvo ligado, existe igualmente un centro permanente de su arte. En el patio central del Palacio de Congresos, que gestiona Juan Salado, Don Quijote se manifies-*

Esta Semana Santa cordobesa donde las creencias se engalanan y la belleza se asienta en la carrera oficial

ta como un gigante soñador de letras sentado en un montón de libros y con la imaginació­n como acompañant­e, lo que le convierte en el caballero de Los Pedroches. Si pueden vean Valle Inclán y Julio Romero, una película de Mael produccion­es donde la imaginació­n transforma el dolor de la Semana Santa cordobesa en belleza y esplendor. Lo mismo que conviene ver y escuchar El Vito de Córdoba, de Planneo Córdoba Joven, donde mi paisano el tenor Pablo Garcíalópe­z interviene en esta joyita para oídos y ojos que buscan el arte. Que para algo nos hemos trasladado a la esencia de Córdoba, a ese espacio peatonal que van a recorrer como carrera oficial quienes buscan una Semana Santa donde la religiosid­ad no está peleada con el placer de la belleza, y de la sabiduría, lo que inevitable­mente buscamos en la vida. Por eso nos ausentamos de la política de ahora, falta de belleza, compromiso y dignidad.

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CÓRDOBA En el corazón de la Semana Santa Unos nazarenos en el interior de la Mezquita de Córdoba. ▷
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