Bodegueros se quejan por los impagos del vino durante dos años
Dicen que esa deuda es otro de los motivos de la suspensión de la cita El Consejo Regulador admite que lleva desde 2022 sin cobrar unas ayudas
Un sector de los bodegueros de la DO Montillamoriles, entre los que se encuentran los de menor facturación, achaca a unos retrasos en los pagos que tiene que realizarles el Consejo Regulador, por su participación en las dos últimas ediciones de la Cata del Vino, un motivo más que ha provocado su suspensión para esta primavera. Según han relatado a este periódico, además del argumento esgrimido por la DO, la gestión económica del evento está detrás de la decisión tomada a última hora el pasado martes.
Esta demanda de los bodegueros se suma a la necesidad de buscar una nueva ubicación y un modelo diferente de Cata que permita conjugar no sólo el encuentro lúdico y festivo, según expresaron, sino también las oportunidades de negocio.
Los citados bodegueros, que prefieren mantenerse en el anonimato, aseguran que llevan dos años sin cobrar por el vino que venden en la Cata, lo que supone unos gastos que, de media, cifran en unos 7.000 euros por empresa y año, lo que rondaría los 400.000 euros de deuda; otras fuentes la elevan hasta el medio millón.
Fuentes del Consejo Regulador de la DO Montilla-moriles reconocen a este periódico que llevan dos años sin poder cobrar algunas ayudas que suelen recibir para la Cata. No se trata, aseguran, de una devolución o una denegación de subvenciones, sino simplemente de expedientes que aún no se han resuelto. Hasta la fecha, a la espera de estos ingresos, las ventas de tickets servían para abonar de inmediato a los proveedores (por eso no hay problemas con el servicio de las empresas de restauración). Estas subvenciones, sin embargo, se usaban para pagar a los bodegueros, y al llevar ya desde 2022 paralizadas estos acumulan dos catas sin percibir ingresos.
Los productores, sobre todo los más pequeños, no estaban en esta ocasión dispuestos a afrontar una
tercera Cata sin cobrar por su vino, explican a CÓRDOBA, o sin saber al menos cuándo iban a disponer de dichas ayudas. Y este fue, según su opinión, uno de los motivos principales del plante. Los bodegueros consultados sostienen que el problema no está en las administraciones públicas que aportan esta ayuda, sino en la gestión que se hace de las mismas. Al respecto, las mismas fuentes del Consejo Regulador niegan esta apreciación y achacan la situación a la propia dinámica de la burocracia. «Eso no se da por perdido. A veces las ayudas son más lentas y a veces más rápidas», indican desde el organismo regulador.
Con respecto al modelo de negocio, desde el Consejo apuntan a que «no se paga el vino por venta. Se paga si hay remanente».
Hay que tener en cuenta que la Cata tiene un sistema propio para vender el vino. Los consumidores pagan lo que beben, pero lo hacen a través de una plataforma centralizada y a cambio reciben unos tickets que luego gastan en la bodega de su antojo. El dinero recaudado va a una caja común, donde se ingresan también los fondos percibidos por patrocinios o subvenciones. Una vez terminada la Cata, con los ingresos se afrontan los gastos, que rondan los 300.000 euros por año sólo para la organización del evento (sin incluir el vino y otros dispendios de las bodegas). Con el sobrante, se abonan los tickets que habían recogido por su vino cada uno de los participantes. Hasta ahora, el sistema había funcionado, ya que los bodegueros aseguran que solían cobrar lo vendido poco antes de la siguiente Cata.
Varios de estos bodegueros explican que para no entrar en pérdidas tendrían que vender la botella de vino al doble que en cualquier supermercado, o la copa a 5 euros, justo lo contrario de lo que debe hacer un evento de promoción. «Hay que buscar otro presupuesto para que sea más asequible», apunta uno de los participantes. «Yo no me meto en una tercera Cata sin cobrar nada», añade, para concluir, otro.
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REACCIONES El presidente de la Diputación, Salvador Fuentes, se refirió ayer al asunto aseverando que «la Cata no puede depender de los restos arqueológicos de la Diputación». El portavoz local del PSOE, Antonio Hurtado, dijo que «no es de recibo la cobra que le hace el Consejo al Ayuntamiento». Y el concejal de Fiestas, Julián Urbano, insistió en que la Cata es un asunto «privado».