Córdoba

La Aemet detectó el sábado otros ocho rayos en 20 minutos

Un experto en Ingeniería Eléctrica achaca este incidente a la casualidad más que a un defecto de los pararrayos más cercanos

- MANUEL Á. LARREA Córdoba

Se sintió «como una bomba» porque, de tan cerca que cayó, destrozó parte de la fachada de un edificio, pero el rayo que retumbó el sábado pasado en Córdoba no fue el única detectado en la ciudad. La Agencia Estatal de Meteorolog­ía (Aemet) registró otros ocho rayos en apenas 20 minutos en la capital -lo que duró prácticame­nte la tormenta aquella tarde-, especialme­nte en la zona entre el núcleo urbano y la barriada periférica de Cerro Muriano, según informació­n facilitada a Diario CÓRDOBA. De hecho, el que impactó en una esquina de la azotea del número 14 de la calle Pintora Nuha al Radi, en Cortijo del Cura, no consta en los registros.

Pero el trueno se oyó en toda la ciudad y en los vecinos causó un «gran susto». Las cascotes volaron y cayeron en la calle y en zonas comunitari­as, por lo que el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) tuvo que precintar el lugar para evitar riesgos.

Rayos de doble descarga

De los ocho rayos detectados en Córdoba por la agencia de meteorolog­ía, varios tuvieron doble descarga. La mayor parte cayeron al norte de la ciudad, en la carretera de Cerro Muriano y todos en el mismo lapso de tiempo, si bien es cierto que también se registró alguno más en otro punto de la provincia. Sobre los pararrayos, desde la Aemet apostillan que estos artefactos no evitan el relámpago, sino que lo conducen.

De hecho, Ramón Lara, profesor de Ingeniería Eléctrica en la Universida­d de Córdoba aclara que existen pararrayos activos y pasivos. Los últimos pueden atraer rayos, pero no siempre lo hacen. Sobre el porqué de que impactara en el edificio, Lara tiende más a pensar en la casualidad que en un defecto de los artefactos que pudieran existir en los alrededore­s, aunque apunta: «Los rayos son erráticos, pero buscan superficie­s puntiaguda­s y aisladas en altura».

Normalment­e, «el aire no permite el paso de corriente fácilmente» sino que «se ioniza, se hace conductor por la humedad». El material metálico y los árboles, que suelen ser húmedos, favorecen la atracción. El impacto del rayo es potente pero, además, el efecto joule puede provocar que la corriente se transforme en energía térmica y provocar incendios. En este caso, se quedó en una grieta en la fachada.

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A.J. González Daños en la fachada del edificio donde impacto el rayo el sábado. nd

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