LA VIDA EN ROSA
«Cuando te dicen que tienes cáncer, te entran unas ganas enormes de viajar, de querer, de vivir», decía la modelo Sandra Ibarra en un emotivo desayuno organizado hace unas semanas. Ella, que ha padecido leucemia en dos ocasiones, no se cansa de insistir en que la enfermedad no siempre llega para quedarse, y que muchas veces supone sólo un bache en el camino. De hecho, España suma cada año 100.000 nuevos largos supervivientes que, como Sandra, un día lograron abandonar a ese pasajero indeseado en la cuneta para no volver a encontrárselo jamás. Eso sí, la carretera no es fácil. Y volver a tu vida de antes tampoco.
¿Cómo recuperarla? Ana Olivo recomienda en su libro autobiográfico, Yo fui agente secreto, mucha normalidad: hablar de cosas corrientes, rodearse de gente alegre, valorar los pequeños detalles, ver la parte buena de las cosas y disfrutar del presente. Ella es una de las cinco chicas increíbles que invitamos a protagonizar el reportaje sobre la vida tras el cáncer de mama. Algunas de ellas ya se seguían en redes, pero sólo gracias a nuestra producción lograron ponerse cara (y abrazarse) por primera vez.
Y entonces comenzó la fiesta, porque mientras almorzaban una bromeaba sobre cómo llamaba « el USB » al catéter con el que le administraban la medicación y otra se reía del
chemobrain (el déficit de atención y memoria producido por la quimioterapia): «Se me olvidaban los días de los exámenes y cuando les explicaba a los profesores por qué no los había preparado, ¡se creían era una excusa para no estudiar! ¿Te lo puedes creer?». «¡Peor era lo mío –decía una tercera con risa floja–, que me cruzaba con gente por la calle y no estaba segura de si les conocía o no o incluso si ya los había saludado antes! ¿Te imaginas el lío que tenía?». ¿Humor negro o rosa? ¡Qué más da! Es humor y, sobre todo, una gran lección de vida.
RECUPERAR TU VIDA PASA POR
HABLAR, RODEARSE DE GENTE
ALEGRE, VALORAR LOS DETALLES