Un club que apuesta por la vida
Con 20 años, la modelo Sandra Ibarra supo que padecía leucemia. Superada dos veces la enfermedad, se dedica full time a la fundación que lleva su nombre, una organización sin ánimo de lucro que impulsa la investigación y la toma de conciencia para cumplir
«Quienes se curan deben ser noticia porque son inspiradores de la sociedad con sus historias de superación», dice Sandra Ibarra que, tras 22 años de su primer diagnóstico de cáncer, está orgullosa «de pertenecer a la tribu de los que se curaron».
Su fundación acompaña en el proceso e informa
sobre muchas cosas que se desconocen antes del tratamiento, «como que puedes congelar tus óvulos para ser madre cuando todo pase».
Además, ha puesto en marcha una iniciativa pionera y revolucionaria: la Escuela de Supervivientes, un registro de pacientes que sobreviven a la enfermedad. Sandra lo
explica así: «Hay que dibujar un mapa de lo que ocurre después de la curación, porque esta es otra fase en la que te debes adaptar a los efectos secundarios: la fatiga, la pérdida de memoria, los problemas de huesos, los dolores…». Los datos que recoja la escuela se traducirán en nuevos protocolos para saber las necesidades
emocionales, sanitarias y sociales de quienes han superado un cáncer.
La Fundación Sandra Ibarra ha creado también un Diario de vida, con historias de quienes han vivido esta experiencia: «Los que nos curamos pagamos un peaje, pero tenemos la oportunidad de seguir cumpliendo nuestros sueños», dice.