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PIDE POR ESA BOCA. Cómo lograr que él haga lo que tú quieres (sin que piense que eres una pesada).

CONSEGUIR QUE TU PAREJA CUMPLA TUS DESEOS (SIN QUE CREA QUE ERES UNA PESADA) ES MUY SENCILLO. APRENDE A HACERLO.

- TEXTO: ANA M. JIMÉNEZ. FOTO: NICK ONKEN.

Cuántas veces has esperado que tu novio hiciese algo que no ha hecho? Si te ha sucedido en más de una ocasión, puede que sea porque no se lo has pedido ( spoiler, los chicos no suelen tener dotes de adivinació­n) o porque no has dado con la forma adecuada de hacerlo: piensa en esos momentos en los que tu pregunta llevaba implícito un reproche, o en los que tu tono ha sido desagradab­le porque dabas por sentado que la respuesta iba a ser que no. ¿Pero a qué obedece este comportami­ento? Según explica la psicoanali­sta Magdalena Salamanca (magdalenas­alamanca.com), «la culpa, en algunos casos, es del narcisismo (“¿cómo yo, que soy tan especial, tengo que pedirte algo?”), y en otros, de la baja autoestima: hay mujeres que se sienten inferiores y temen el rechazo o una mala contestaci­ón. Esto ocurre cuando se ha sufrido una educación muy exigente y se aprende que nada de lo que se hace vale la pena». O cuando se han ignorado sistemátic­amente tus deseos desde niña con frases como «no te damos eso» o «¿pero para qué lo necesitas?». Si te cortas por miedo a que tu chico te tache de plasta (algo habitual), no eres rara. Los hombres se agobian ante las lluvias de peticiones «porque se les ha transmitid­o que deben ser el motor de la familia y les cuesta mucho demandar», dice Salamanca, que aclara que «pedir es de sabios, no de débiles». Siéntete fuerte y apunta ya esta palabra en tu diccionari­o sentimenta­l.

Ve siempre directa al grano

Si deseas una respuesta sin titubeos, debes ser lo más clara posible. Los hombres son simples (sin acritud) y con la misma simplicida­d hay que dirigirse a ellos. Como cuenta Magdalena Salamanca, «lo primero que hay que hacer es aprender a hablar y ello implica tratar a la otra persona como alguien que es importante en tu vida». ¿La consigna? Comunícate desde el respeto, cíñete al tema que te preocupa y no introduzca­s ningún mensaje velado.

En la práctica… Si te apetece que vaya contigo a una cena de trabajo, no empieces diciendo « uf, mañana tengo una cena que, no sé, me da mucho corte ir sola…» o «como nunca quieres venir conmigo a nada…». En el primer caso, dar rodeos no te benefcia, y en el segundo, tú misma estás asumiendo que te va a decir que no por anticipado. Lo correcto sería que le comentases: «Me haría mucha ilusión que vinieses conmigo mañana a una cena de la ofcina. ¡Di que sí!».

Evita que se sienta culpable

Elimina de tu cerebro cualquier pregunta que pueda hacerle creer que no hace nada bien (si siente que le consideras un inepto se pondrá a la defensiva, ¡y con razón!). Tampoco se te ocurra soltar una retahíla de quejas para recordarle las veces que te ha dado calabazas o le echarás para atrás. Tienes que tirar de empatía y ponerte en su lugar: nadie está cómodo con su pareja si piensa que está metiendo la pata continuame­nte. En la práctica… Si te mueres por ir con él a ver la última película de Michael Fassbender, comenzar con el enunciado «como nunca vamos al cine…» augura un fracaso estrepitos­o. Triunfarás si, en lugar de eso, le haces una propuesta en frme y sin reproches: «Vamos a cuadrar nuestras agendas para ir al cine un día de esta semana. ¿Qué te parece?».

Demuéstral­e que le aprecias

Halágalo cuando tenga contigo un detalle. Si se siente valorado, será más fácil que te diga que sí cuando planifques algo para los dos. «Es fundamenta­l generar confanza en la otra persona, porque la insegurida­d es enemiga de las relaciones», afrma la love coach

Remedios Gomis. El tono empleado también marca la diferencia: una voz suave y dulce te abrirá muchas más puertas que una que sea seca o cortante. Y por supuesto, con educación: «Pídele las cosas “por favor” si sabes que él lo aprecia», comenta Magdalena Salamanca.

En la práctica… Plantea tus sugerencia­s de una manera asertiva: «Me daría un subidón tremendo si me escribiese­s o me llamases más a menudo a lo largo del día» o «signifcarí­a mucho para mí si te acercases conmigo a comer a casa de mis padres el martes que viene». Si formulas así tus mensajes, le harás sentirse importante, además de darle a entender que es un pilar básico para ti y que te hace feliz. Los efectos no se harán esperar: tus deseos serán órdenes para él… ¡y tan contento!

Aprende a aceptar las negativas

Asúmelo: no siempre vas a conseguirl­o todo. «Hay que evitar tomárselo como algo personal. A veces el otro te dice que no porque no puede, pero no signifca que tenga nada contra ti», matiza Salamanca. En ese caso, tú tendrás que aprender a canalizar tu frustració­n, y tu pareja deberá estar preparada para tolerarla. Es decir, él puede oponerse y tú molestarte –y ambas cosas deben coexistir–, siempre que luego ambos paséis página sin reproches. Cuando se logra esta capacidad de comprensió­n mutua, la comunicaci­ón es fuida y la relación se fortalece.

En la práctica… Imagina que has quedado con unos amigos y le animas a que se apunte. Si su respuesta es: «No me apetece salir», la tuya debería ser: «Vale, me voy a tomar algo con ellos y luego te veo. Te voy a echar de menos». Olvídate de reaccionar con un enfado o con una crítica abierta tipo «¡qué aburrido eres!».

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