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¿Mito o realidad?

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Lo primero que toca preguntars­e es si estamos ante una leyenda urbana que explotan los medios o una situación real difícil de explicar. Los expertos se han dividido en los últimos años sobre la incidencia de la burundanga en la sociedad, pero la mayoría coincide: existir, existe. Desde luego, su impacto es relativo, casi marginal. Nada que ver con otras drogas como la cocaína. Y no sólo porque su consumo es bajo, sino también porque es involuntar­io. Por eso cada vez más profesiona­les sanitarios y policiales demandan medidas para luchar de manera efcaz contra este problema. En el Hospital Clínic de Barcelona sospechan que el 29% de las agresiones sexuales se producen mediante esta sumisión, y la principal sustancia sigue siendo el alcohol (64%). No obstante, el uso de escopolami­na en nuestro país viene de atrás: ya en 1990 cinco personas se intoxicaro­n de forma accidental, pensando que se trataba de cocaína.

SI SUFRES ALGÚN INCIDENTE Y NO RECUERDAS NADA, ACUDE A URGENCIAS: TE HARÁN UN ‘SCREENING’ DE TÓXICOS

Lo mismo le sucedió a una mujer de Palma de Mallorca en 2016, con la diferencia de que fue su marido quien se la suministró sin que ella lo supiese. El Instituto Nacional de Toxicologí­a tiene registrada la primera muerte en España por burundanga en 2015: fue un empresario belga que falleció en Canarias. Salvo estos casos, apenas hay informació­n. A esto se suma que muchas personas no denuncian por vergüenza o porque no recuerdan haber sufrido un ataque. «Niña, vigila que no te echen nada en la bebida. Esa advertenci­a se la oía yo a mi abuela», nos comenta un inspector policial, que señala cómo la amenaza viene de antiguo. Las autoridade­s, reconoce, combaten a ciegas este inquietant­e fenómeno. Tal es el desconcier­to, que la Policía llegó a advertir que en un parque céntrico de La Coruña donde se hace botellón, crecían plantas con fores en forma de campana, de donde sale la burundanga. Estas podrían estar en el origen de varias intoxicaci­ones, según advirtiero­n los agentes, que relacionar­on la sustancia con varios casos de violacione­s. Como no es una especie prohibida en España, las autoridade­s no las retiraron.

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