¿ERES FEMINISTA TAMBIÉN EN LA CAMA?
Aprende a reivindicar tus deseos en el dormitorio.
Imaginemos la siguiente escena: estás a punto de liarte con un ligue, intentas explicarle lo que te gusta (y cómo te gusta) y, de repente, él para y te suelta: «No seas tan mandona. Ya sé yo perfectamente lo que tengo que hacer». ¿Te suena? O esta otra: estáis en pleno kamasutra, él llega al clímax; tú, no se sabe (ni tu novio te lo pregunta, ni tú lo dices), pero cuando él acaba, la festa ha terminado. Si alguna vez has pasado por situaciones como éstas, necesitas aplicar tu feminismo a la cama.
LA HORA DEL CAMBIO
Aunque quizás no te pares a pensarlo, los encuentros sexuales mujer-hombre siguen basándose en patrones masculinos. Para conseguir igualdad debajo de las sábanas, es necesario examinar tu comportamiento. «Es fundamental empezar por nosotras mismas –dice Ana Lombardía, psicóloga especialista en terapia sexual–. Conocernos, amar nuestro cuerpo y aprender a disfrutar es la base para una relación paritaria. Debemos ser conscientes de qué nos gusta y, después, observar qué hacemos. Muchas veces existe una gran diferencia entre lo que nos atrae y lo que llevamos a cabo. Hay que reconstruir nuestra sexualidad en base a lo que nos apetece y excita». La regla número uno pasa por romper con el modelo de amor romántico, sufridor
e insatisfecho. La sexóloga y terapeuta de pareja Klaudia Kösles hace hincapié en la necesidad de acabar con los estereotipos para redefnir una igualdad real: «El feminismo propone relaciones alejadas del rol dominación-sumisión, de la dependencia emocional y de la premisa de satisfacer al hombre por encima de cualquier otra consideración». Aunque hemos avanzado en este camino, el modelo patriarcal todavía sigue imponiéndose: «La mujer, tradicionalmente, ha sido educada para olvidarse de su cuerpo y sus sensaciones. Todo lo que nos rodea, desde las redes sociales, a las conversaciones de calle, pasando por la existencia de una pornografía muy machista, está aún impregnado de esta dominación que nos impide expresarnos libremente cuando hablamos de placer». Ha llegado el momento de no conformarse con las migajas. Y eso va en las dos direcciones. Si logras cinco orgasmos, ¡enhorabuena!, pero luego no te quedes en plan estrella de mar.
SEXO CONSENSUADO
Para la socióloga y feminista Vera Moreno, ahondar en el camino hacia el disfrute y la igualdad sexual supone un reto para una sociedad que necesita liberarse de un legado intrusivo: «Abandonar la dicotomía del bien y del mal y los sentimientos de culpa es elemental para entrar en el territorio del placer. Y este no sólo se encuentra con la ruptura de las normas. También tiene que ver con la capacidad para ser sensual, con los sentidos, la complicidad… El reto es recuperar la sensualidad, explorar formas de buen trato en la cama entre un hombre y una mujer de forma colaborativa, creativa y sensual». Una de las claves (y en esto hay unanimidad) está en el respeto: jamás hagas nada que no desees y mucho menos por satisfacer al otro. Y si resulta que sí querías pero luego las cosas se tuercen o no te sientes cómoda, páralo.
DERECHO AL PLACER
«Ya decía Madonna, que mientras la sociedad aplaudía el erotismo de la puesta en escena de Prince, ella, por ser mujer, se sintió juzgada y tuvo que superar los tropezones de la misoginia», recuerda la socióloga, que reivindica el derecho de las mujeres a cumplir nuestras fantasías sexuales. No obstante, reconoce que «el paso de ser objetos de deseo a ser sujetas que desean es muy complejo». De hecho, para la doctora Lombardía, reconocer lo que quieres y saber pedirlo es otro caballo de Troya: «Aún hay mujeres que buscan más satisfacer el ego y los gustos sexuales de sus parejas que los suyos. Ayuda hablar en positivo y no sólo cuando estamos metidos en faena, sino también en el día a día. Es mejor decir “me encanta cuando me acaricias” que “cuando me tocas tan fuerte no me gusta nada”».
¿AQUÍ QUIÉN MANDA?
¿Puedes exigir igualdad y practicar BDSM (Bondage y Disciplina; Dominación y Sumisión; Sadismo y Masoquismo)? ¡Claro que sí! Maggie Civantos, una de las actrices que más visibilidad está dando a la causa feminista, lo explica: «No son prácticas contradictorias, se trata de un juego. Siempre que haya conciencia de lo que se hace no es incompatible. Si un hombre o una mujer quieren ejercer el rol sumiso, está bien, lo mismo que si quieren ser los amos… El feminismo implica que el género no condicione, poder elegir y no ser juzgada. Y, como en la vida, es imprescindible jugar y librarnos de los prejuicios».
PORNO PARA CHICAS
Por machista, la pornografía es otra bestia negra. Sin embargo, la directora sueca afncada en Barcelona Erika Lust propone otra visión: «A nosotras no nos gustan las películas que nos cosifcan y nos convierten en objeto sexual. Cintas llenas de clichés, acrobacias y poco sexo real. Por eso las chicas heterosexuales consumen más porno lésbico, centrado en el placer femenino y que no suele ser degradante ni violento». La cineasta cree que las mujeres quieren ver secuencias en las que puedan verse refejadas, con protagonistas que se respetan. Una representación que no les haga estar incómodas, pensar que tienen que estar al servicio del placer masculino, sentirse mal con sus cuerpos… Y que no les engañe diciéndoles que llevar tacones en la cama es lo normal o que hay que chillar siempre. Los roles, los estímulos y los juegos los decides tú.