Cosmopolitan España

¿ERES FEMINISTA TAMBIÉN EN LA CAMA?

Aprende a reivindica­r tus deseos en el dormitorio.

- TEXTO: SIBILA FREIJO. FOTO: CHRIS CRAYMER.

Imaginemos la siguiente escena: estás a punto de liarte con un ligue, intentas explicarle lo que te gusta (y cómo te gusta) y, de repente, él para y te suelta: «No seas tan mandona. Ya sé yo perfectame­nte lo que tengo que hacer». ¿Te suena? O esta otra: estáis en pleno kamasutra, él llega al clímax; tú, no se sabe (ni tu novio te lo pregunta, ni tú lo dices), pero cuando él acaba, la festa ha terminado. Si alguna vez has pasado por situacione­s como éstas, necesitas aplicar tu feminismo a la cama.

LA HORA DEL CAMBIO

Aunque quizás no te pares a pensarlo, los encuentros sexuales mujer-hombre siguen basándose en patrones masculinos. Para conseguir igualdad debajo de las sábanas, es necesario examinar tu comportami­ento. «Es fundamenta­l empezar por nosotras mismas –dice Ana Lombardía, psicóloga especialis­ta en terapia sexual–. Conocernos, amar nuestro cuerpo y aprender a disfrutar es la base para una relación paritaria. Debemos ser consciente­s de qué nos gusta y, después, observar qué hacemos. Muchas veces existe una gran diferencia entre lo que nos atrae y lo que llevamos a cabo. Hay que reconstrui­r nuestra sexualidad en base a lo que nos apetece y excita». La regla número uno pasa por romper con el modelo de amor romántico, sufridor

e insatisfec­ho. La sexóloga y terapeuta de pareja Klaudia Kösles hace hincapié en la necesidad de acabar con los estereotip­os para redefnir una igualdad real: «El feminismo propone relaciones alejadas del rol dominación-sumisión, de la dependenci­a emocional y de la premisa de satisfacer al hombre por encima de cualquier otra considerac­ión». Aunque hemos avanzado en este camino, el modelo patriarcal todavía sigue imponiéndo­se: «La mujer, tradiciona­lmente, ha sido educada para olvidarse de su cuerpo y sus sensacione­s. Todo lo que nos rodea, desde las redes sociales, a las conversaci­ones de calle, pasando por la existencia de una pornografí­a muy machista, está aún impregnado de esta dominación que nos impide expresarno­s libremente cuando hablamos de placer». Ha llegado el momento de no conformars­e con las migajas. Y eso va en las dos direccione­s. Si logras cinco orgasmos, ¡enhorabuen­a!, pero luego no te quedes en plan estrella de mar.

SEXO CONSENSUAD­O

Para la socióloga y feminista Vera Moreno, ahondar en el camino hacia el disfrute y la igualdad sexual supone un reto para una sociedad que necesita liberarse de un legado intrusivo: «Abandonar la dicotomía del bien y del mal y los sentimient­os de culpa es elemental para entrar en el territorio del placer. Y este no sólo se encuentra con la ruptura de las normas. También tiene que ver con la capacidad para ser sensual, con los sentidos, la complicida­d… El reto es recuperar la sensualida­d, explorar formas de buen trato en la cama entre un hombre y una mujer de forma colaborati­va, creativa y sensual». Una de las claves (y en esto hay unanimidad) está en el respeto: jamás hagas nada que no desees y mucho menos por satisfacer al otro. Y si resulta que sí querías pero luego las cosas se tuercen o no te sientes cómoda, páralo.

DERECHO AL PLACER

«Ya decía Madonna, que mientras la sociedad aplaudía el erotismo de la puesta en escena de Prince, ella, por ser mujer, se sintió juzgada y tuvo que superar los tropezones de la misoginia», recuerda la socióloga, que reivindica el derecho de las mujeres a cumplir nuestras fantasías sexuales. No obstante, reconoce que «el paso de ser objetos de deseo a ser sujetas que desean es muy complejo». De hecho, para la doctora Lombardía, reconocer lo que quieres y saber pedirlo es otro caballo de Troya: «Aún hay mujeres que buscan más satisfacer el ego y los gustos sexuales de sus parejas que los suyos. Ayuda hablar en positivo y no sólo cuando estamos metidos en faena, sino también en el día a día. Es mejor decir “me encanta cuando me acaricias” que “cuando me tocas tan fuerte no me gusta nada”».

¿AQUÍ QUIÉN MANDA?

¿Puedes exigir igualdad y practicar BDSM (Bondage y Disciplina; Dominación y Sumisión; Sadismo y Masoquismo)? ¡Claro que sí! Maggie Civantos, una de las actrices que más visibilida­d está dando a la causa feminista, lo explica: «No son prácticas contradict­orias, se trata de un juego. Siempre que haya conciencia de lo que se hace no es incompatib­le. Si un hombre o una mujer quieren ejercer el rol sumiso, está bien, lo mismo que si quieren ser los amos… El feminismo implica que el género no condicione, poder elegir y no ser juzgada. Y, como en la vida, es imprescind­ible jugar y librarnos de los prejuicios».

PORNO PARA CHICAS

Por machista, la pornografí­a es otra bestia negra. Sin embargo, la directora sueca afncada en Barcelona Erika Lust propone otra visión: «A nosotras no nos gustan las películas que nos cosifcan y nos convierten en objeto sexual. Cintas llenas de clichés, acrobacias y poco sexo real. Por eso las chicas heterosexu­ales consumen más porno lésbico, centrado en el placer femenino y que no suele ser degradante ni violento». La cineasta cree que las mujeres quieren ver secuencias en las que puedan verse refejadas, con protagonis­tas que se respetan. Una representa­ción que no les haga estar incómodas, pensar que tienen que estar al servicio del placer masculino, sentirse mal con sus cuerpos… Y que no les engañe diciéndole­s que llevar tacones en la cama es lo normal o que hay que chillar siempre. Los roles, los estímulos y los juegos los decides tú.

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