LA GENERACIÓN ANSIOSA.
Radiografía de la ansiedad, la nueva epidemia de las millennials.
DESDE EPISODIOS LEVES HASTA TRASTORNOS SEVEROS. DESDE PROBLEMAS PARA DORMIR A LA INCAPACIDAD PARA SALIR DE CASA DURANTE UN AÑO. ESTA ES LA RADIOGRAFÍA DE LA ANSIEDAD, UNA ENFERMEDAD CADA VEZ MÁS EXTENDIDA ENTRE LOS ‘MILLENNIALS’.
La ansiedad se ha convertido en una de las epidemias de la sociedad occidental. En Alemania se ha disparado un 70% entre los adolescentes en los últimos 20 años. En Reino Unido, más de un 80% de los jóvenes confiesan tener niveles altos de insatisfacción. Y en España, hay nada menos que unos 2,5 millones de personas que la padecen y, aunque no haya informes ni estudios sobre la incidencia por edades, figura como el sexto problema de salud más recurrente (el quinto entre las mujeres y el noveno entre los hombres) y el primero no vinculado con un dolor físico. Hoy vivimos en la era de la incertidumbre y los millennials son su carne de cañón, de ahí que se les haya bautizado como la «generación ansiosa».
¿QUÉ ES LO QUE ME PASA?
La ansiedad en sí misma no puede considerarse una enfermedad. De hecho, debe ser valorada como positiva, si se tiene en cuenta que se trata del mecanismo del que dispone nuestro cuerpo para reaccionar ante una amenaza. Sin ella el ser humano no sobreviviría. El problema surge cuando esa alarma se dispara sin que exista un peligro real, generando desde pensamientos automáticos irracionales y negativos, hasta estrategias de evitación frente al foco de angustia, e incluso síntomas físicos. El abanico de este último apartado puede ir desde una leve sensación de cansancio y ahogo, hasta palpitaciones, sudor excesivo, temblores en las extremidades, respiración alterada y una fuerte opresión en el pecho. En definitiva, señales que obedecen a una respuesta de lucha o huida. Reacciones todas ellas que pueden volverse recurrentes y durar demasiado tiempo impidiendo llevar una vida normal. «Sufrir un ataque no es un trastorno», explica Antonio Cano, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés. «Pero si te preocupa y obsesiona haberlo tenido es probable que se repita. Y si esos síntomas no se tratan es posible tener más en el futuro, llegar a desarrollar fobias y hasta una depresión», afirma. La Consejería de Salud y Bienestar Social de la Junta de Andalucía avisa que esta alteración tiene distintas vías de entrada y puede comenzar a notarse tanto en el pensamiento, como en el comportamiento o en el cuerpo. Eso sí, la activación en cada una de estas áreas influye directamente en las demás, creando un círculo vicioso. Es entonces cuando se abre la puerta a otras patologías más severas, como los trastornos de ansiedad generalizada, los de pánico y todo tipo de fobias.
FEMENINO Y PLURAL
Hoy se sabe mucho más sobre esta dolencia que hace tan sólo una década. Por ejemplo, que la biología afecta y que las chicas jóvenes son el sector más propenso a sufrirla. El doble incluso que los hombres. La culpa es de las hormonas. Ira, irritabilidad, tristeza y angustia pueden ser efectos secundarios de un fuerte síndrome premenstrual. También los cambios estacionales, especialmente la llegada de la primavera o el otoño que disparan las emociones negativas. Según Cano, mientras que en ellos priman los factores «externalizantes» (sus trastornos derivan en un mayor consumo de sustancias o en conductas antisociales), en las mujeres lo hacen los «internalizantes», que desembocan en ansia o depresión. En palabras del experto, «las chicas son más responsables, obsesivas y perfeccionistas. Y tienen más roles sociales, lo que genera un estrés mayor». Algo que se agrava por el momento que nos ha tocado vivir. La crisis de la última década ha acentuado la inseguridad e incertidumbre ante el futuro. Además, la competitividad y el individualismo actuales influyen en nuestras emociones, al igual que lo que vemos en internet y las redes sociales.
INTERFERENCIAS DIGITALES
La pasada primavera, la Royal Society of Public Health británica y la Universidad de Cambridge publicaron un informe en el que alertaban de que los jóvenes
EN ESPAÑA HAY UNOS 2,5 MILLONES DE PERSONAS QUE PADECEN ESTA PATOLOGÍA. ENTRE ELLAS, LAS MUJERES SON EL SECTOR MÁS SUSCEPTIBLE DE SUFRIRLA
que utilizan más las redes sociales tienen mayor propensión a esta enfermedad. Y especifcaban que Instagram es la red «más ansiosa», por el «miedo a perdernos algo» que nos mantiene conectados continuamente y por el daño a la autoestima que puede provocar la comparación constante. Otro factor que afecta y mucho, según afrma Guillermo Fouce, de la Fundación Psicólogos
Sin Fronteras, es la impresión de que queremos vivir en un mundo en el que sólo vale disfrutar y no caben la tristeza ni la melancolía, cuando eso es imposible. «Es puro marketing –lo critica él–. La idea de la felicidad y de que no podemos tener momentos malos. En la actualidad, queremos resolverlo todo tomando una pastilla».
PÍLDORAS MÁGICAS
Precisamente el abuso de medicamentos es una respuesta habitual ante los episodios de ansiedad. Si se acude al médico de cabecera en busca de una solución, el tratamiento más frecuente es recetar algún tipo de ansiolíticos. Y muchas veces ni siquiera los prescribe el especialista: nos medicamos con los comprimidos que conseguimos a través de algún conocido que también las toma. De hecho, España es el país líder en Europa en consumo de sustancias como el lorazepam (el Orfdal es el más popular) o el alprazolam (el conocido Trankimazin). Su uso es hoy cinco veces superior al de hace 25 años. Además, un 20 por ciento de la población es consumidor habitual de sedantes o pastillas para dormir. La realidad es que se recurre a los fármacos como única salida, cuando en muchos casos éstos pueden ser sólo una solución provisional o ni siquiera llegar a funcionar. Una píldora puede relajar nuestro cuerpo, ayudarnos a superar una crisis o un ataque de pánico, pero si nuestra cabeza continúa generando los mismos pensamientos y no aprendemos a gestionarlos, volveremos a recaer de nuevo. Frente a eso, además de acudir a consulta con un terapeuta –para que nos oriente a la hora de investigar
de dónde vienen esas elucubraciones descontroladas y nos guíe con estrategias eficaces en la lucha contra la angustia–, existen otros recursos que ofrecen resultados muy satisfactorios.
MANUAL DE SUPERVIVENCIA
El deporte es uno de los adalides ganadores en esta batalla. Muy útil porque proporciona beneficio físico, contribuye a regular el sueño y a sentirte mejor contigo misma, dos de las claves para superar la ansiedad. Al igual que las técnicas de respiración controlada y mindfulness, que ayudan a centrar la atención en «el momento presente», ese en el que resulta más fácil descubrir cómo funcionan los pensamientos y a comprender que sólo vienen y van, y que ni siquiera tienen por qué ser ciertos. Tomar distancia frente a ellos evita que se desarrollen y terminen convertidos en una emoción negativa que derive en alteraciones. Otras prácticas sencillas que pueden servir para ganarle la partida a esta enfermedad desasosegante son dormir y comer bien –de modo saludable y ordenado–, evitar los excitantes y las drogas, distraerse con actividades placenteras, enviarte mensajes de refuerzo, recurrir a los masajes terapéuticos –desde el novedoso tapping a los clásicos de fisioterapia, que permiten liberar endorfinas y promueven las sensaciones de felicidad– así como compartir abiertamente lo que sucede con personas positivas y de confianza. Al principio este camino parece intransitable y cuesta arriba pero salir de ese pozo es posible.
REDES DE APOYO
Afortunadamente, hoy por hoy, la ansiedad ha dejado de ser un tabú. El hecho de que se reconozca como una de las dolencias más habituales y que celebrities como Lena Dunham, Jennifer Lawrence o Demi Lovato hablen sin tapujos ante los medios de sus peores episodios permiten que este tipo de experiencias se compartan cada vez más en el día a día, con la familia y los amigos. Y si incluso así resulta complicado encontrar una estrategia, queda recurrir a grupos de afectados que dan apoyo, como AMTAES, Asociación Española de Ayuda Mutua contra Fobia Social y Trastornos de Ansiedad, de ámbito nacional, o ASSADEGAM, en Cataluña, aunque éstas se encuentran enfocadas en los casos más severos.
INSTAGRAM ES LA RED «MÁS ANSIOSA», POR EL MIEDO A PERDERNOS ALGO Y POR EL DAÑO QUE PUEDE PROVOCAR A LA AUTOESTIMA LA COMPARACIÓN CONSTANTE CON OTRAS PERSONAS