Cosmopolitan España

PIENSA YA EN TU JUBILACIÓN. Aunque no lo creas, es el momento de fjar un plan de ataque.

AÚN ESTÁ LEJOS, PERO SI QUIERES TENER UN RETIRO DORADO LO MEJOR ES QUE EMPIECES A AHORRAR CUANTO ANTES. APRENDE A CREAR TU SALVAVIDAS FINANCIERO.

- TEXTO: PACHO G. CASTILLA. FOTO: DAN SAELINGER.

Creerás que el mundo se ha vuelto loco. Todavía no has conseguido un trabajo que te permita llegar desahogada a fn de mes (si es que has entrado en el mercado laboral), y bancos y políticos te están pidiendo que empieces a reservar tu dinero desde ya para preparar un buen colchón de cara a tu jubilación. Algo que, quizás, ni tus padres se plantearon cuando tenían tu edad. Y si no entraba en sus cálculos, era simplement­e porque sabían que el Estado les pagaría una renta acorde con los años trabajados. Pero en un futuro no muy lejano, este salvavidas en forma de pensión pública no existirá, al menos en las condicione­s actuales. No, no se acerca una gran catástrofe, aunque los mercados sí lanzan una seria señal de alerta. Por ejemplo, hoy en día, cuando una persona deja de trabajar lo hace con el 82% de su sueldo (se llama tasa de reemplazo), pero quien lo haga en 2030 recibirá sólo el 63%, y en 2060 no se percibirá ni el 50%. Y esta cantidad no es sufciente, como advierte Gloria Siso, responsabl­e de inversione­s del banco ING: «La Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico estima que una pensión debe equivaler, como mínimo, al 70% de la última nómina para que garantice vivir en condicione­s dignas». Cobrarás –si no se tuerce todo–, pero menos de lo que esperas. Y no te quedará otra opción que hacer hucha si quieres cubrir ese porcentaje (entre un 20 y un 30%) que no vas a recibir del Estado cuando llegue tu edad dorada. «Las pensiones están siendo cada vez más bajas en relación al último salario percibido, y dicha relación seguirá menguando, lo que afecta a la calidad de vida y a nuestra capacidad de elegir el tipo de existencia que deseamos tener tras la jubilación», confrma Aurora Martín, responsabl­e del departamen­to técnico de pensiones de la compañía de seguros Aegon para España.

Gestión fallida

Pero, ¿por qué hemos llegado hasta aquí? ¿Tan mal se han administra­do las arcas públicas? Los especialis­tas coinciden en que ha faltado bastante previsión y quizás nos tendrían que haber enseñado hace tiempo a mirar los problemas desde una perspectiv­a diferente. Por ejemplo, en algunos países vecinos la tasa de reemplazo supone la mitad (o menos) que en España, y están acostumbra­dos a buscar formas alternativ­as de ahorro. Pero no todo depende de una buena o mala administra­ción. Como explica Aurora Martín, «ahora los periodos de formación se prolongan hasta los 30 años y la incorporac­ión al mercado laboral se retrasa», lo que provoca que empecemos a pagar impuestos más tarde de lo previsto. «También la gente vive más. En 1965, la esperanza de vida de un jubilado era de

7 u 8 años; hoy, es de 20», añade Martín. Traducido a la realidad, el Estado recauda menos y nos va a tener que pagar durante más años. Otra cuestión importante es que, para mantener el actual sistema, debería haber 2,5 trabajador­es cotizando a la Seguridad Social por cada persona que ha fnalizado su vida laboral. Ahora no llegamos, aunque estamos cerca. Pero el Círculo de Empresario­s calcula que en 2050 cada empleado debería pagar una pensión con su cotización. Lo cual es muy complicado porque, según los cálculos de David Carrasco, director del Instituto BBVA de Pensiones, a mediados del siglo XXI habrá 15 millones de jubilados. Esto implicaría la necesidad de «tener a 27 millones de trabajador­es para poder asumir su subsidio y eso es algo que no ha ocurrido nunca», comenta.

Mirar afuera

La experienci­a en otros países de nuestro entorno ha sido diferente y, gracias a ello, no se van a encontrar con el mismo problema. La clave está en que no han permitido, como aquí, que «la práctica totalidad de la pensión dependa del sistema público», constata Gloria Siso. En Holanda o Suecia, por ejemplo, están mentalizad­os de que deben engordar su cerdito mes a mes, y el ahorro privado tiene un gran peso.

EN LA ACTUALIDAD, CUANDO UNA PERSONA DEJA DE TRABAJAR DISFRUTA DEL 82% DE SU SUELDO, PERO QUIEN LO HAGA EN 2060 NO PERCIBIRÁ NI EL 50%

La razón está, como cuenta Gloria Siso, en que «son las propias empresas las que obligan a los trabajador­es a que lo hagan. Esto no sólo facilita la sostenibil­idad de la parte que correspond­e al sistema público, sino que además mejora la gestión de ese dinero y conciencia a las compañías y a sus empleados de la necesidad de guardar para la jubilación».

¿Y qué más se puede hacer? Está claro que las autoridade­s públicas deben empezar lo antes posible a «diseñar la maquinaria que compense la pérdida de poder adquisitiv­o de los futuros pensionist­as», señala Aurora Martín. Además, «sería positivo que las entidades financiera­s explicasen las ventajas del ahorro a largo plazo», dice Ricardo Vilá, asesor en finanzas personales. El 60% de los millennial­s

ya es consciente de que no disfrutará de la dolce vita durante su vejez con ayuda del Estado, sino gracias a su capacidad (y esfuerzo) para ir haciéndose un fondo, según refleja un estudio de la asegurador­a VidaCaixa.

La regla de oro

El gran problema es que no son pocos los que, a pesar de vislumbrar un mañana poco halagüeño, piensan que «aún queda mucho tiempo para esa etapa, por lo que no planifican su retiro con suficiente antelación», se lamenta Aurora Martín. Si no quieres que a ti también te pille el toro, tendrás que conseguir estirar tu sueldo (por muy ajustado que sea) para que tu cuenta corriente crezca. Y, aunque te parezca una utopía, puedes lograrlo. Para empezar, recuerda bien estos números: 50/20/30. Es una regla que manejan los expertos, según la cual lo ideal es que dediques el 50% de tus ingresos a pagos básicos; el 30% a gastos personales y el 20% restante para alimentar tu hucha. De esta última partida, «la mitad puede destinarse a cuentas corrientes para afrontar imprevisto­s y el resto (el 10% de los ingresos) a planes de pensiones», explica la especialis­ta Aurora Martín.

Sé constante

Otro factor fundamenta­l es la perseveran­cia: no sirve de nada que cumplas un mes con tus objetivos y los cuatro siguientes te olvides. Aurora Martín sugiere reservar una cantidad de dinero de forma sistemátic­a a primeros de mes y revisar «al menos una vez al año, el estado general de las economías domésticas». De este modo, comprobará­s si estás despilfarr­ando en alguna partida y podrás ponerte freno. Otra consigna que debes tener muy presente es que te conviene empezar a invertir lo antes posible para evitar agobios conforme vayas cumpliendo años. Pero tampoco se trata de que saques de donde no tienes; basta con que lo que guardes «sea acorde al salario que percibes (30 € al mes, por ejemplo), e ir incrementá­ndolo gradualmen­te», dice Gloria Siso. La edad, además, juega a tu favor: «Si a los 40 ahorrases 150 €, tendrías 850 € extras al mes cuando te jubilases; pero si comenzases a los 30 con la misma cantidad, te retirarías con el doble», continúa Siso. Lo ideal, para sacar la máxima rentabilid­ad, es que escojas algún producto bancario. Y los expertos coinciden: cuando eres joven, debes asumir más riesgo. Desde VidaCaixa aconsejan «al principio invertir en renta variable para hacer crecer tu capital, y según te vayas acercando a la jubilación, adoptar una posición más conservado­ra y apostar por la renta fija». Parece complicado, pero no te asustes, no hace falta que te conviertas en una gurú de las finanzas; tan sólo es preciso «conocer qué se contrata, qué condicione­s tiene el producto y el impacto de las comisiones», según apunta Gloria Siso. Convéncete: cuanto antes adoptes el papel de hormiga, mejor te irá.

DESTINA EL 50% DE TUS INGRESOS A PAGOS BÁSICOS, EL 30% A GASTOS PERSONALES Y EL 20% A TU HUCHA

INVIERTE EN RENTA VARIABLE: ES MÁS ARRIESGADO PERO OBTENDRÁS MAYOR RENTABILID­AD

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