QUÉ HACER CUANDO NO SABES QUÉ HACER. ¿Perdida en la vida? Es normal, pero tiene solución.

¿NO TIENES CLARO QUÉ ESTUDIAR? ¿SUEÑAS CON OTRO TRABAJO? YA ES HORA DE PLANTAR CARA A TUS DILEMAS.

Al acabar el instituto, Lucía pensó en matricularse en Bellas Artes. Pero entonces decidió tomarse un año sabático... y finalmente fueron cuatro. Ya con el primer curso acabado, se dio cuenta de que esa carrera no estaba hecha para ella y empezó a estudiar maquillaje de efectos especiales. Tampoco era lo suyo. Estaba sufriendo una crisis existencial. Con 24 años, se preguntaba, ¿no debería saber qué quería hacer con su vida? Después de consultar con varios expertos, resulta que no, no debería. Y no era grave.

¿UNIVERSIDAD SI O NO?

Si te sientes identificada con nuestra lectora, puedes respirar tranquila. Quizá desees obtener una titulación pero no tengas claro cuál.

No desesperes: «Empieza por unos estudios generales (como una licenciatura en Humanidades) que incluyan asignaturas que te gusten –explica la consultora Annette Miller–. Así tendrás tiempo para ver qué es lo que más te atrae a largo plazo». Después, opta por asignaturas más específicas hasta encontrar tu verdadera vocación. ¿Sospechas que se te va a hacer muy cuesta arriba invertir cinco años de tu vida en estudiar? «Elige algo que sea muy práctico y dure sólo un año, como cursos de informática, entrenamiento personal o negocios y emprendimiento», añade Miller. «Es la mejor manera de conseguir un diploma y aprender algo útil mientras te vas aclararando».

DERECHO A DUDAR

De todos modos, la indecisión nos afecta a todas. Según las estadísticas, cambiamos de rumbo a lo largo de nuestra trayectoria laboral entre cinco y siete veces. «Antes la gente trabajaba 40 años en el mismo sitio –cuenta Annette Miller–. Hoy buscamos una ocupación que nos permita compaginar nuestra vida privada con la profesional y nos sirva para invertir y retirarnos pronto». Estos fueron los objetivos que motivaron a Rushda Moosajee, una célebre personal trainer sudafricana, a probar algo nuevo tras cinco años trabajando como diseñadora de publicidad: «Quería crecer. Me empujaron la fuerza y la positividad» –relata–. «Mis padres creían que no podría mantenerme. Y no sólo trabajo en el gym, además tengo un negocio online y promociono mis dietas en las redes sociales». Tómala como ejemplo: no tienes por qué anclarte en una profesión que no te haga feliz. Analiza tus opciones, preocúpate por reciclarte y mantente alerta para poder aprovechar nuevas oportunidades.