AMOR, HUMOR… ¡Y DOSIS DE QUIMIO!

Tiene una caja llena de papelitos donde escribe los buenos momentos que le regala la vida. «Mi día no está pleno si no he abrazado ni me he reído», confiesa Ana (35 años) que, tras superar un cáncer con metástasis, es experta en valorar lo que de verdad importa. «Lo pasé fatal, porque el tratamiento fue durísimo: muchos meses de quimio, mastectomía radical, una reconstrucción de pecho… Pero la enfermedad me dio cosas muy buenas, como el amor incondicional de los míos, conocer a otros pacientes con los que creé un vínculo especial, aprender a no planificar, a dar lo mejor de mí y también a quererme más».

Ana no pierde la sonrisa, ni siquiera al recordar cómo le explicó a su hijo de tres años que estaba mala o cuando él descubrió que «mamá estaba calvorota». Sabía que el humor era un aliado tan potente como el amor o la quimio: «No puedes entrar en un círculo de tristeza. Debes visualizar que estás curada e intentar hacer tu vida en la medida de lo posible. Tienes cáncer, pero quieres reír, que no te miren con compasión». Cuatro años después, todo está superado, ¡hasta vuelve a hacer topless! Y en su caja de momentos felices guarda un regalo más: Yo fui agente secreto, el libro que ha escrito para ayudar a otras mujeres a comprender que de esto también se sale.

“UNA ACTITUD POSITIVA ANTE EL CÁNCER AYUDA A DERRIBAR MUROS”