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DETECTA SI SUFRES EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR. Valora lo que vales. ¡Que es mucho!

- TEXTO: AMAYA LACARRA. FOTO: ZACHARY SCOTT.

TE HAN DICHO MIL VECES QUE VALES MUCHO Y LLEVAS AÑOS PREPARÁNDO­TE, PERO SIENTES QUE NO MERECES TU PUESTO, QUE TUS LOGROS SE DEBEN A UN GOLPE DE SUERTE. DEJA DE BOICOTEART­E Y EMPIEZA A RENTABILIZ­AR TU TALENTO.

Ni las estrellas de Hollywood se libran. Emma Watson, Kate Winslet, Jodie Foster… han reconocido sentirse unas farsantes en su trabajo, hasta tal punto que Michelle Pfeifer ha afrmado: «Tengo miedo de que la gente descubra que, en realidad, no soy tan talentosa». Esta declaració­n puso en el punto de mira el Síndrome del Impostor, defnido por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978 como «la incapacida­d para aceptar los logros y el éxito como un mérito propio». Más allá de que este fenómeno esté en boca de todos, la realidad es que afecta al 70% de la población en algún momento de su carrera, según la Asociación Española de Coaching (ASESCO). Un dato que merece ahondar en el estudio.

CUESTIÓN DE TIEMPO

La víctima (porque esto es lo que es) vive creyendo que no está a la altura de las circunstan­cias y siente que engaña a quienes la validan. Ahora bien, esto también puede ser normal. La doctora Aida Baida Gil, psicóloga y autora del libro Cómo superar el síndrome del impostor (a la venta en www.coachdelap­rofesional.com) cuenta que «todos podemos dudar si somos competente­s o no cuando asumimos un cargo. De hecho, siete de cada diez personas pasan por esta sensación que, sin embargo, suele esfumarse con el tiempo». Lo importante es discenir dónde comienza el peligro. «El problema surge cuando te encuentras peor al ganar experienci­a y responsabi­lidad», explica. Los años deben sumar confanza, y no frases como «se van a dar cuenta de que

no soy tan lista», refejo de temores más profundos. «Hay causas que explican estas percepcion­es, como las dinámicas familiares en la infancia –¿crees que eres la oveja negra?–, los estereotip­os sexuales o tu idea del éxito y el fracaso, porque no todo el mundo comparte el mismo nivel de exigencia», describe.

UN ENTORNO QUE LO POTENCIA

Cualquiera puede ser un impostor, pero si trabajas por tu cuenta, has ascendido de manera inesperada, tienes unos padres que han triunfado o eres estudiante

(te evalúan constantem­ente), formas parte de los grupos vulnerable­s. Patricia Amigot, psicóloga de la Universida­d Pública de Navarra, opina que, además, las mujeres contamos con otra difcultad: «En nuestro caso, es más probable que los logros se atribuyan (e incluso autoatribu­yan) a la suerte. Se nos escucha menos y se nos exige más, así que no es extraño que aparezca la insegurida­d, la falta de autoestima o la ansiedad por el miedo a ser descubiert­as» .

NO DEJES QUE AFECTE A TU VIDA

Este síndrome no está clasifcado como un trastorno, pero estudios como The Impostor Phenomenon, del Behavioral Science Research Institute de Estados Unidos, han llegado a una conclusión unánime: afecta de manera negativa a la calidad de vida. Los impostores no asocian la consecució­n de sus metas a la felicidad, sino que sufren estrés, pierden oportunida­des y se alejan de personas que pueden ayudarles. La refexión que hay que hacer es: ¿no es una tontería que piense que no valgo para este puesto? Y la respuesta: sí, es hora de actuar.

TENGO MIEDO DE QUE DESCUBRAN QUE, EN REALIDAD, NO SOY TAN TALENTOSA MICHELLE PFEIFFER

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