Ein Stück Alltagsgeschichte
Irgendwie passen sie so gar nicht in unsere Zeit, diese kleinen, oft etwas zu vollgestellten Antiquitätenläden, in denen sich mehrere Jahrzehnte, manchmal sogar jahrhundertealte Gemälde, Möbel und Deko-Artikel stapeln. Läden, die sich gerade in großen Städten ihren Platz zwischen Mobilfunkgeschäften, Fastfood-Ketten und „Allesfür-1-Euro“-Angeboten gesichert haben. Es ist erstaunlich, dass sie sich in einer Zeit, in der alles schnell, billig und digital gehen muss, nicht unterkriegen lassen. Vielleicht liegt es daran, dass sich zumindest einige Menschen gerade heute, wo der Markt mit kurzlebigen Produkten überschwemmt wird, wieder auf die Qualität, die Ästhetik und den Reiz dessen besinnen, was schon einige Jährchen auf dem Buckel hat – seien es Möbel oder Häuser, Kunst oder Deko. Historische Gebäude werden restauriert, Möbel recycelt. Auf dem Familientisch stehen Kerzenhalter aus Großmutters Zeiten, und Massenware aus schwedischen Einrichtungshäusern ist nicht mehr das Non-PlusUltra. Es ist erfreulich, dass es diese Tendenz gibt – ist sie doch auch ein Stück Wertschätzung unserer Vergangenheit, ein Stück Alltagsgeschichte, die wir in unsere Häuser holen.
Histórica vida cotidiana
De algún modo no pegan con nuestros tiempos esas pequeñas tiendas de antigüedades, en las que se amontonan cuadros, muebles y artículos de decoración de siglos atrás. Tiendas que, justo en las grandes ciudadades, se han asegurado un puesto entre cadenas de comida rápida, tiendas de móviles o de „Todo a 1 euro“. Es asombroso que no se hayan dejado doblegar en tiempos, en los que todo debe ser rápido, barato y digital. Quizá sea porque justo hoy, con los mercados saturados por productos pasajeros, algunas personas vuelven a valorar la calidad, la estética y el encanto de las cosas que ya tienen muchos años, se trate de muebles, casas, arte o decoración. Los edificios históricos se pueden restaurar, los muebles se pueden reciclar. Sobre la mesa familiar se encuentran candeleros de la época de la abuela, y los productos destinados a las masas en las tiendas de muebles suecas ya no son el no va más. Una tendencia agradable, ya que también es un aprecio a nuestro pasado, un trocito de la historia de la vida cotidiana que nos llevamos a nuestras casas.