Die Treppe hoch!
Was Puigdemont am Dienstag zustande brachte, war ein akrobatisches Kunststück auf dem Drahtseil. Die Erwartung war auf das Höchste gespannt, hunderte Journalisten bestürmten den Regierungssitz in Barcelona, darunter Dutzende Medien, die sonst nicht wissen, wo Katalonien liegt. Dann hielt der katalanische Ministerpräsident eine schön formulierte Ansprache auf Katalanisch und ein bisschen Spanisch. Aber anschließend wusste niemand, ob er nun oder ob er nicht die Unabhängigkeit verkündet hat. Ambivalenz ist eher eine Charakteristik, die Galiciern nachgesagt wird. Es heißt, man wüsste nicht auf den ersten Blick, ob sie eine Treppe hoch- oder runtergehen. Galicier ist Mariano Rajoy. Der ist aber gar nicht ambivalent, sondern ausgesprochen gradlinig in seiner Ablehnung jeglichen Dialogs über Unabhängigkeitsbestrebungen einer der spanischen Regionen. Es ist wohl PSOE-Chef Pedro Sánchez zu verdanken, dass Rajoy nun ein Zugeständnis macht. Man könne über die Verfassungsreform sprechen. Mehr Autonomie für Katalonien? Ein Traum, wenn Puigdemont das Angebot annähme und die Treppe hochginge.
¡Subir las escaleras!
Lo de Puigdemont el martes pasado fue un número acrobático en la cuerda floja. Le expectativa era máxima, cientos de periodistas habían ocupado la sede de la Generalitat en Barcelona, entre ellos representantes de medios de comunicación que normalmente no saben ni donde se encuentra Cataluña. Luego, el presidente catalán dio una charla bien formulada en su idioma, añadiendo un poquito de castellano. Una vez finalizada, nadie sabía decir si realmente había anunciado la independencia o no. La ambivalencia es una característica que se les suele atribuir mas bien a los gallegos. Se dice que, a primera vista, nunca se sabe si están subiendo o bajando las escaleras. Mariano Rajoy es gallego, aunque ni pizca de ambivalente, sino muy decidido en su negativa a cualquier tipo de negociación sobre la independencia de una región de España. Debe ser, por tanto, gracias al jefe del PSOE, Pedro Sánchez, que Rajoy esté ahora dispuesto a una concesión, que sería negociar una reforma de la Constitución. ¿Más autonomía para Cataluña? Sería un sueño, que Puigdemont aceptara la oferta y subiera las escaleras.