Und einfach weiter so
Es erinnert an den Immobilienboom. Auch damals wollte keiner glauben, dass die Fiesta irgendwann zu Ende sein könnte. Ähnlich sieht es heute im spanischen Tourismussektor aus. Angesichts immer neue Rekordzahlen vermittelt die Branche den Eindruck, dass es auch in Zukunft so weitergehen wird. Nach 82 Millionen ausländischen Urlaubern im vergangenen Jahr, wurde auf einer der größten Tourismusmessen der Welt wie die Fitur in Madrid bereits von der 100Millionen-Marke phantasiert. Dabei hatte die Welt-Tourismusorganisation WTO 2017 noch zum Jahr der Nachhaltigkeit erklärt. Doch unter einem nachhaltigen Tourismus versteht die Exceltur-Lobby der großen spanischen Unternehmen allenfalls eine Beschränkung der Privatvermietung an Urlauber. Ansonsten kommt von dieser Seite nichts. Dabei fehlt es nicht an Warnungen. Die Proteste gegen Massentourismus im Sommer 2017 sind so ein Alarmzeichen. Im schlimmsten Fall könnte die gesellschaftliche Akzeptanz für den Tourismus verloren gehen. Das wäre fatal. Barcelonas Bürgermeisterin Ada Colau hat Recht: „Wir töten das Huhn, das Eier legt.“
Seguimos así
Recuerda al boom inmobiliario. Por entonces, tampoco nadie quería creer que la fiesta podría llegar a acabarse algún día. Y algo parecido está ocurriendo ahora en el sector turístico español. Ante los repetidos números de récord, el sector da la impresión de creer que todo seguirá igual en el futuro. Tras los 82 millones de turistas extranjeros registrados el año pasado, en la Fitur de Madrid, una de las ferias del turismo más grandes del mundo, ya se fantaseaba con la marca de los 100 millones. Y eso que la organización internacional del turismo WTO acababa de declarar el 2017 el año de la sostenibilidad. Pero para el lobby de Exceltur de las grandes empresas españolas, turismo sostenible significa, como mucho, limitar el alquiler privado a los turistas, y nada más. Y eso que, advertencias hay bastantes. Una de las señales de alarma fueron las protestas contra el turismo de masas durante el verano del 2017. En el peor de los casos, se podría ir perdiendo la aceptación del turismo en la sociedad. Y esto sería fatal. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, tiene toda la razón: "Estamos matando la gallina de los huevos de oro."