Und keiner traut sich
Der Separatismus in Katalonien hat ein Problem, das viele Eltern aus der Erziehungsarbeit kennen: Wie sage ich es meinem Kind? Ohne dass das Ego des kleinen Trotzkopfes Schaden nimmt. Aus dem separatistischen Lager in Katalonien traut sich derzeit auch keiner, das Problem anzugehen und Carles Puigdemont klipp und klar zu sagen, dass er unmöglich Ministerpräsident werden kann. Der glaubt das nämlich noch immer. Stattdessen wird an aberwitzigen Konstruktionen gebastelt wie einer symbolischen Exilregierung in Brüssel als ideologischem Überbau für eine katalanische Republik. Was für ein Irrsinn. Weite Teile der Separatistenbewegung bringen nicht den Mut auf, den Tatsachen ins Auge zu sehen und das auch zu vertreten. Dabei braucht Katalonien eine handlungsfähige Regierung, die sich dem politischen Realismus stellt, will sie die Zwangsverwaltung der Region beenden. Derweil kann sich die Regierung in Madrid entspannt zurücklehnen und die Dinge in Katalonien gelassen verfolgen. Wohl wissend, dass die Separatisten derzeit auf dem besten Weg sind, ihren Wahlsieg vom 21. Dezember zu verspielen.
Nadie se atreve
El separatismo en Cataluña tiene un problema que afrontan muchos padres en su tarea educadora: ¿Cómo decírselo a mi hijo sin perjudicar el ego del pequeño cabezón? Ahora mismo, parece que no hay nadie a la vista entre las agrupaciones separatistas catalanas que se atreva a abordar la cuestión y decir a Puigdemont sin tapujos que no va a poder ser presidente, porque lo que es él, aún sigue creyendo que sí. Por el contrario, se pasan el tiempo inventando montajes absurdos, como el de un gobierno en el exilio de superestructura para la república catalana. ¡Qué locura! Gran parte del movimiento separatista no tiene el valor de enfrentarse a los hechos y actuar en función de las realidades que suponen. Y eso que Cataluña, si quiere acabar con el 155, necesita urgentemente un gobierno capaz de actuar y dispuesto a enfrentarse a la situación política real. Entretanto, el gobierno central en Madrid puede recostarse y observar relajadamente lo que va ocurriendo en Cataluña. Y eso, siendo muy conscientes de que los separatistas, ahora mismo van camino de desperdiciar su victoria electoral del 21 de diciembre.