Türen aufhalten
Vor dem 8. März spricht Spanien vor allem über die großen Streiks und Proteste. Doch der Tag der Frau 2018 bietet auch, etwa an der Costa Blanca, feierliche Elemente. Und zurecht. Denn der kulturelle Wandel hat die Welt bereits bunter und gerechter gemacht. Hat Türen zu neuen, ungeahnten Wegen des Frauseins geöffnet. Nicht einfacher ist die Welt dabei für uns Männer geworden. Nun konkurrieren Frauen mit uns, kritisieren uns und führen uns oft genug vor. Auch, indem sie uns Dinge abverlangen, mit denen wir uns schwer tun. Wie in der so unterschätzten – und unterbezahlten - Arbeit im Haushalt. Noch heute kommen viele Männer mit dem weiblichen Vormarsch nicht klar. Vielleicht ein heimlicher Grund, warum sie zu Diskriminierung – oft auch Gewalt – greifen. Was wiederum zeigt: Der Weg ist nicht zu Ende. Nötig sind klare Zeichen gegen Sexismus. Gegen den, über den Medien berichten. Doch auch gegen den im Alltag. Etwa wenn Frauen auf den Körper reduziert werden – angespornt durch Magazine, Filme oder heiße Fotos am Handy. Oder wenn Frauen in der Sprache gedemütigt werden: „Für die Karriere macht die alles“, wenn eine Frau im Beruf brilliert. Oder: „sie arbeitet nicht“, wenn sie im Familienleben aufblüht. Ob auf Deutsch oder Spanisch – solche Worte sind frech und erniedrigend. Und verschließen Frauen Türen zum Glücklichsein. Stefan Wieczorek
Abrir las puertas
Antes del 8 de marzo en España se está hablando, sobre todo, de grandes protestas. Pero el día de la mujer 2018 aporta elementos solemnes, también en la Costa Blanca. Y con toda la razón, porque el desarrollo cultural ya ha hecho que este mundo sea algo más justo y polifacético, abriendo nuevas vías hacia la autorrealización de la mujer hasta hace poco impensables. Cosa que, por otro lado, no ha hecho que las cosas sean más fáciles para los hombres. Ahora, las mujeres compiten con nosotros, nos critican y, a menudo, incluso nos desbordan, pidiéndonos también cosas que nos cuesta aportar, como por ejemplo las poco atractivas y mal pagadas tareas caseras. Aun hay muchos hombres incapaces de asumir el avance femenino y quizá sea esa la razón por la que recurren a la discriminación y, demasiadas veces, también a la violencia. Todo esto demuestra que aun queda camino por recorrer. Urge sentar precedentes contra el sexismo, contra el que sale en los medios de comunicación y el de la vida cotidiana. Por ejemplo, cuando las mujeres se ven reducidas a su físico, por incitación de revistas, películas o fotografías en el móvil. O humilladas verbalmente con frases como „hace lo que sea por su carrera“, cuando tienen éxito en su profesión, o „es una vaga, no trabaja“, cuando es feliz en la vida familiar. En alemán o en español, frases así suenan mal, son humillantes e impiden que las mujeres puedan ser felices.