Versagen von Staat und Justiz
Das muss ein Albtraum sein: Sie kommen in Ihre Wahlheimat zurück und müssen feststellen, dass sich in Ihrem Haus ein Fremder eingenistet hat. Ein Eindringling, der in Ihrem Bett schläft und von Ihrem Tisch isst. Und Sie bekommen den mit legalen Mitteln nicht raus. Jedenfalls nicht so schnell. Von Staatsgewalt und Justiz werden Sie alleingelassen. Was für eine Art von Rechtsstaat ist es, der rechtmäßige Eigentümer so schutzlos lässt? Der es zulässt, dass Sie regelrecht in die Arme privater Agenturen getrieben werden, die Gorillas Polizei spielen lassen, die Okupas auf die Straße setzen und Ihnen die Rechnung präsentieren. Die Rechnung für ein skandalöses Staatsversagen und eine flagrante Verletzung des Rechts auf Privateigentum, für das Sie vielleicht ein Arbeitsleben lang geschuftet haben. Möglicherweise fragen Sie sich dann, wofür man überhaupt einen Staat braucht, der die Rechte seiner Bürger nicht schützen kann. Vielleicht stand Ihr Okupa vor Jahren vor genau dieser Frage, als er sein Dach über dem Kopf verlor.
Fracaso político
Lo más parecido a una pesadilla: volver de un viaje a tu patria adoptiva y encontrarte con tu casa ocupada por una persona desconocida. Un intruso que está durmiendo en tu cama y comiendo en tu mesa y que no consigues echar por medios legales. Al menos, no tan rápido. El estado y la justicia dejan solos a los propietarios. ¿Qué tipo de estado de derecho es ése que abandona y desprotege a los legítimos propietarios? Que permite que se vean obligados a acudir a agencias privadas que mandan a sus matones para asumir el rol de policías, poner a los okupas en la calle y luego cobrar la factura de su trabajo. La factura de un escandaloso fracaso estatal y una violación flagrante del derecho a una propiedad privada por la que -quizá- hayan tenido que trabajar toda una vida. Probablemente, entonces, se pregunten para qué necesitamos un estado incapaz de proteger los derechos de sus ciudadanos. Y quizá el mismo okupa ya se haya planteado la misma cuestión tiempo atrás, al perder él también su casa.