Keine Lieferung frei Haus
Manche Reaktion in Spanien auf den nun endgültig gescheiterten Versuch, des katalanischen Separatistenführers Carles Puigdemont per Europäischen Haftbefehl habhaft zu werden, zeugt von einem eigenartigen Rechtsverständnis. So spricht die Zeitung „El Mundo“von der Demütigung des Obersten Gerichtshofs eines EU-Landes durch drei deutsche Regionalrichter. Diese Haltung ist arrogant und selbstherrlich. Kein Gericht in Deutschland oder eines anderen EU-Landes, und sei es noch so klein, ist per se Erfüllungsgehilfe der höchsten Instanz der spanischen Justiz. Was die sogenannten Regionalrichter in Schleswig geliefert haben, ist vielmehr ein Beispiel für eine unabhängige und nicht politisierte Justiz. Ein Europäischer Haftbefehl ist nicht gleichbedeutend mit der Lieferung des Gesuchten frei Haus. Das Dokument entbindet keinen Richter in Europa, der damit zu tun hat, einer eingehenden Prüfung des Inhalts. Insofern haben die deutschen Richter in Schleswig einfach nur gewissenhaft ihren Job gemacht. Und wenn der Inhalt schwächelt, dann fällt die Entscheidung eben so aus, wie sie im Fall Puigdemont ausgefallen ist.
Sin entrega a domicilio
Alguna que otra reacción vivida en España tras el intento definitivamente fallido de echarle el guante a Carles Puigdemont mediante una orden de arresto europea, es muestra de una interpretación un tanto peculiar de la ley. El diario "El Mundo" por ejemplo habla de la humillación del Tribunal Supremo de un país de la UE por parte de tres jueces regionales de Alemania. Una manera de ver prepotente y despótica. Ninguna corte en Alemania o en otro país de la UE, por muy pequeño que sea, puede ser de por sí un segundón de la máxima instancia jurídica española. Lo que han hecho los presuntos "jueces regionales" de Schleswig Holstein es más bien ejemplar en un sistema jurídico independiente y sin politizar. Una orden de arresto europea no significa la entrega automática a domicilio de la persona buscada, porque no exime a ningún juez europeo de examinar cuidadosamente cada caso. Dicho esto, los jueces alemanes sólo hicieron a conciencia el trabajo que les tocaba. Y si los argumentos fallan, la decisión no puede ser otra que la tomada en el caso Puigdemont.