Die Spiele, die wir verdienen
Den 305 spanischen Olympioniken hätte man ein paar Ratschläge mit auf den Weg nach Rio geben können: Lasst euch nicht von einem Moskito stechen, er könnte Zika übertragen. Als Segler tut ihr gut daran, nicht ins Wasser zu fallen, es ist wahrscheinlich kontaminiert. Als Freiwasserschwimmer hälst du besser deinen Mund geschlossen, auf dass du dieses Wasser nicht schlucken mögest. Wundert euch auch nicht, dass in Brasilien keine Olympia-Begeisterung herrscht. Die Leute haben diese Spiele nicht gewollt. Wenn ihr dann trotz guter Leistung keine Medaille erringt, weil andere schneller sind, dann verzagt nicht. Es könnte Doping im Spiel sein. Wer jetzt noch den olympischen Geist beschwört und der Jugend dieser Welt zuruft „Dabeisein ist alles“, ist ein unverbesserlicher Heuchler. Es zählen doch längst nur noch der Erfolg und das Geld. Und dennoch: Wenn die ersten Wettkämpfe über den Bilschirm flimmern, werden wir wieder mit den Athleten mitfiebern. Alle Bedenken sind dann vergessen. Wir sind eben auch keine besseren Menschen und bekommen die Spiele, die wir verdienen.
Merecemos los JJ.OO.
Hubiéramos podido dar algunos consejos a los 305 deportistas olímpicos españoles en su camino hacia Río: No os dejéis picar por los mosquitos, podrían contagiaros el Zika. Como regatista conviene no caerse al agua, ya que probablemente esté contaminada. Como nadador en aguas abiertas, mantén la boca cerrada para que no sea tu último trago. No os sorprendáis si no hay entusiasmo por los Juegos Olímpicos. La gente no los quería. Si a pesar de tener buenos resultados no obtenéis medallas porque otros fueron más rápidos, no os entristezcáis, podría tratarse de casos de doping. Quienes todavía siguen invocando el espíritu olímpico y animan a la juventud con la frase "Hay que vivirlos“, son unos hipócritas incorregibles. Hace mucho que sólo cuenta el éxito y el dinero, no el espíritu. Y aún así, cuando parpadeen las primeras competiciones en las pantallas de los televisores, estaremos con los atletas, dando ánimos. Olvidando todos esos reparos. Y es que no somos seres humanos mejores y por eso tenemos los juegos que nos merecemos.