Für viele bleibt nichts übrig
Und wieder trifft es die Kleinen am schlimmsten. Wenn man den Bar- und Restaurantbetreibern so zuhört, die nach zwei Monaten Zwangsschließung endlich wieder öffnen dürfen, kann man ihren Durchhaltewillen nur bewundern. Viele sind einfach nur froh, das Lokal überhaupt wieder aufsperren zu dürfen. Ganz nach dem Motto: Ein kleiner Umsatz ist besser als gar keiner. Dabei ist die Saison für einige wohl schon jetzt gelaufen. Fest steht, für viele Wirte wird nach Abzug der Fixkosten erst einmal nichts übrig bleiben. Und auch die Gäste scheinen nach der ersten Euphorie nur spärlich zu kommen. Natürlich fehlen die Touristen – bei den Einheimischen ist es vielleicht die Angst vor Ansteckung, sicher aber auch das fehlende Kleingeld. Vielen steht mitten in der Krise das Wasser bis zum Hals. Da gibt es momentan wichtigere Dinge als den regelmäßigen Gang in die Bar. Und das in einem Land wie Spanien, in dem der Tag mit dem café cortado in der Bar ums Eck erst richtig beginnt.
Melanie Strauß
No les queda nada
Como siempre, los pequeños son los más afectados. Sólo se puede admirar la perseverancia de los dueños de bares y restaurantes que finalmente pueden reabrir después de dos meses de cierre forzado. Muchos simplemente están contentos de poder volver a abrir el restaurante. Como recuerda el dicho: Más vale poco que nada. Para algunos de ellos, la temporada ya está perdida.
Y a muchos, después de haber pagado los gastos fijos, no les quedará nada. Después de la primera euforia, los clientes parecen venir con moderación. Claro, a los bares les faltan turistas y los clientes españoles parecen seguir con miedo a infectarse. Un problema seguramente también es la falta de recursos financieros. En plena crisis, muchos están con el agua hasta el cuello. De momento hay cosas más importantes que ir al bar regularmente. Y eso en un país como España, en el que resulta impensable comenzar el día sin haberse tomado el café cortado en el bar que está a la vuelta de la esquina.