Reale Gefahr
Spanien zahlte mit dem Putsch vor 40 Jahren die Zeche für einen Übergang von der Diktatur zur Demokratie, der Täter ungestraft und Verbrechen ungesühnt ließ. Ob es dazu eine Alternative gab, ist heute weniger wichtig als der Fakt, dass die transición längst noch nicht abgeschlossen ist. Eine Demokratie muss sich permanent behaupten und verteidigen. Die Demokratie in Spanien ist heute vordergründig weder durch nostalgische Franco-Kader noch neue Rechtsextremisten in Gefahr. Auch wenn sie sich lauter bemerkbar machen, eine Alternative für die Mehrheit sind sie nicht. Noch nicht. Gefährdet ist die Demokratie durch Demokraten, die nicht miteinander kooperieren können oder wollen und die aus Unfähigkeit oder Eigennutz ihrer zentralen Aufgabe nicht nachkommen: Dem Volk, durch das sie legitimiert werden, die Basis und die Sicherheit für ein würdiges Leben und Perspektiven aus eigener Kraft zu geben. Dazu gehört in Momenten der Krise, das Primat der Politik über den Markt sicherzustellen. Spanien hat darin teilweise versagt, das ist an der existentiellen Not vieler Sektoren und Menschen durch die CoronavirusKrise erkennbar. Es ist ein Merkmal der Marktwirtschaft, dass sie soziale Krisen und deren Kosten auf den Staat abwälzt, während man sich dessen Einmischung in gewinnbringenden Zeiten verbittet. Der Staat, die Demokratie schwächt sich so selbst und stärkt radikale Gruppen. Die Gefahr ist also real.
Peligro real
Con el golpe de estado de hace 40 años España pagó el precio por una transición de la dictadura a la democracia, en la que crímenes se quedaron sin expiar y sus culpables sin castigo. Si hubo entonces otra alternativa, es hoy en día menos importante, que el hecho, que la transición aún no se ha podido culminar. Una democracia tiene que afirmarse y defenderse continuamente. La democracia española en la actualidad no peligra ni por nostálgicos del franquismo ni por los nuevos extremistas de derechas. Aunque se hagan notar con mas ruido, no son una alternativa para la democracia. Lo que hace peligrar la democracia son los demócratas, que por incapacidad o por interés personal, no son capaces o no quieren cooperar entre ellos y no cumplen su principal cometido, que no es otro que darle al pueblo, del cual proviene su legitimidad, la base y la seguridad para una vida digna y ofrecerle una perspectiva. Garantizando en momentos de crisis la supremacía de la política sobre el mercado. España en eso, como demuestra la necesidad existencial de muchos sectores y de muchas personas en la crisis del Coronavirus, ha fracasado parcialmente. Es una característica de la economía de mercado, que las crisis sociales y sus gastos los descarga en el estado, mientras que no tolera su intromisión en tiempos de bonanza. El estado, y por ende la democracia, se debilita a si mismo y fortalece así a grupos radicales. Ese peligro si que es real.