Dejarse transformar
Las personas trans no son muy visibles en el día a día. Pero como colectivo, presionan bastante a la sociedad y a la política en España. Con la nueva Ley Trans nos dicen: Da igual el cuerpo o la socialización. Lo que importa para la identidad sexual, es sólo el propio sentimiento. Para mí, un cis-heterosexual, esta visión es un desafío, lo admito. Y entiendo, que no todos comparten la idea de agitar unos pilares de la sociedad como el género de esta manera. Pero cuidado: La transfobia es real. La violencia siempre puede estallar, y, de hecho, lo hace una y otra vez. Las personas trans tienen que ser protegidas. Para ello es necesaria, además de una ley, una cultura del encuentro, el aceptarse mutuamente. En esta dirección, en contra de la polarización ideológica, tenemos que dejarnos transformar. Esto afecta por ejemplo a las feministas, que alertan de la Ley Trans de una forma peligrosamente agresiva. Pero también los líderes del LGTBI no deberían estigmatizar enseguida cada crítica o cada preocupación como transfobia. O sustituir los dogmas antiguos por unos nuevos. Al final, en el debate, y aquí deberían estar todos de acuerdo, se trata de unas personas vulnerables, muchas veces muy jóvenes, que necesitan ayuda, para encontrar su felicidad. Todas, todos, todes al fin y al cabo soñamos con vivir en seguridad, confianza y encontrar un lugar en este mundo, que es tan precioso, pero a la vez tan brutal y tan cambiante.