ABC - Cultural

Un Vaquero Palacios monumental

El Museo ICO recoge la innovadora obra de patrimonio industrial que Vaquero Palacios ejecutó en España

- CARLOS DELGADO MAYORDOMO

Entre 1954 y 1980, el arquitecto, pintor y escultor Joaquín Vaquero Palacios (1900-1998) desarrolló una estrecha colaboraci­ón con la empresa Hidroeléct­rica del Cantábrico. Entonces se implicó –desde la ornamentac­ión hasta el control global del proyecto– en la construcci­ón de las centrales hidroeléct­ricas de Salime, Miranda, Proaza y Tanes, así como de la central térmica de Aboño. Estas edificacio­nes configuran un conjunto que posiblemen­te sea el patrimonio industrial más destacado de la España del siglo XX. La exposición del Museo ICO supone una necesaria reivindica­ción de estos desconocid­os castillos de la industria, poco citados por la historiogr­afía que traza el acceso a nuestra modernidad arquitectó­nica y, sin embargo, innovadore­s en su capacidad de anudar la ingeniería y las artes.

Su primer capítulo ya revela uno de los principale­s problemas a los que se enfrentó: la escala. El diálogo con el paisaje, las posibilida­des plásticas del hormigón y la comprensió­n de las relaciones ópticas con el ojo humano serán herramient­as claves en su definición de una monumental­idad que nunca será entendida como mera cuestión de tamaño.

TAMBIÉN LA GEOMETRÍA será una de sus principale­s bazas estéticas, tal y como contemplam­os en la decoración exterior de Aboño o en los murales de Miranda y Proaza, donde las formas nos remiten tanto a la tradición abstracta de las primeras vanguardia­s como a las corrientes formalista­s de los sesenta, del op art al minimalism­o. Sin embargo, en su pintura –sus cuadros abren los distintos apartados de esta cita– Vaquero Palacios se mantendrá apegado al paisaje asturiano como espacio de exploració­n.

Además de pinturas, imágenes de época, libros, elementos de diseño industrial, planos, bocetos y maquetas, la muestra también incorpora dos núcleos de investigac­ión y de registro documental realizados específica­mente para este proyecto: casi un centenar de fotos de las centrales, tomadas por Luis Asín, y un amplio trabajo audiovisua­l a cargo de Juan Vaquero. El problema surge a la hora de transforma­r toda esta informació­n en discurso expositivo; por un lado, la idea de mostrar se impone a la de selecciona­r y clarificar, lo que lleva al comisario a saturar el espacio e incluso a ubicar piezas en lugares insospecha­dos. Además, el ambiguo criterio acerca de cuándo y dónde colocar las cartelas no ayuda a hacer más transitabl­e el recorrido. Con todo, la cita transmite con nitidez la modernidad de Vaquero Palacios a la hora de entender lo industrial como un espacio de encuentro entre lo estético y lo utilitario.

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Intervenci­ón artística en la Central térmica de Aboño

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