Con él llegó el escándalo
La personalidad de Marinetti, el padre del Futurismo, se desdobla en esta suerte de biografía certera y crítica con su legado
Fue el 11 de febrero de 1909, en Milán y nueve días más tarde en París cuando aparece el Manifiesto Futurista. El arranque de los ismos y de las vanguardias artísticas. Más allá de afirmaciones, hoy harto conocidas, como aquella que admiraba más un coche de carreras que la Victoria de Samotracias, la irrupción del Futurismo, mediante su inspirador, Filippo Tommasso Marinetti (Alejandría, 1876- Bellagio, 1944) generaría un vendaval de movimientos que configurarían los pasos de lo que con buen criterio culminaría en lo que Octavio Paz denominó «la tradición de la ruptura». La línea en las literaturas europeas, pero no sólo en las literaturas, sino de manera singular en el arte, ya venía fraguándose desde 1850: Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé, Apollinaire, son referencias de una vía de conocimiento de la realidad a través de una desconocida sonoridad, ritmo de la frase, párrafo fragmentario, neologismos, un modelo que se construye a través de la variedad de uso, multiplicidad de combinaciones hasta definir el espacio artístico como un territorio autorreferencial, autónomo. Así, las corrientes alternas y ocultas de la creación salían a la superficie.
MAURIZIO SERRA con Marinetti. Retrato de un revolucionario traza, con abundante documentación, y un relato sugestivo la biografía del impulsor italiano de un terremoto creador del que aún hoy, ya convertido en objeto de estudio y museo, algunos creen haber descubierto su pervivencia.
El Prólogo a este volumen de Juan Bonilla, excelente y preciso, sitúa con ajustado enclave la figura del autor de Mafarka, el futurista (1909), como el origen de un vendaval de movimientos, además de autodenominado futurismo ruso, como fueron: imaginismo, ultraísmo, dadaísmo, estridentismo, creacionismo, y paralelo a ellos, el expresionismo, hasta culminar con el Manifiesto Surrealista, pero también, sus limitaciones. Serra se centra, con abundante aparato crítico, en el contexto en el que surge el Futurismo, sus características, sus intenciones, sus conquistas y su deriva hasta culminar con la entrada del revolucionario Marinetti en la Academia Italiana.
Marinetti. Retrato de un revolucionario
«EL MANIFIESTO», COMO EL RESTO DE SUS colegas, es extraordinariamente excluyente, y eso les relacionará con el auge de los totalitarismos (de corte nacionalista, incluido el leninismo) que marcarán a sangre y fuego la primera mitad del siglo. Serra conjuga la pintoresca personalidad de Marinetti y el entorno, intelectual, político, social y personal, en el que se sustenta la revolución futurista. Volvamos a Bonilla: «Marinetti es una figura esencial para entender el siglo XX. Y haberlo conseguido sin obra propia es algo que no sólo dice mucho de los talentos de Marinetti: también dice mucho del carácter del siglo XX.» Y tanto, porque con él llegó el escándalo, que tanto gusta y poco instruye.