NUESTRA CITA PREVIA EN GETSEMANÍ
En Getsemaní, en el huerto a los pies del Monte de los Olivos, en Jerusalén, es el hombre quien pasa esa noche interminable. No es Dios ni su encarnación. Dios está albergado en el silencio. El Padre no acude al rescate del Hijo. Noche y oscuridad sin fin en soledad, en medio de la traición y el abandono. Getsemaní es el inicio de toda la tragedia que se va a desencadenar: prendimiento, encuentro en el Sanedrín, Pilatos, Calvario, Crucifixión, Muerte y Resurrección. Los discípulos esconden sus cobardías alejándose de Él. Por ejemplo, nada menos que Pedro la viga maestra de la nueva filosofía. Y lo niega por tres veces. Solo están atentos y dispuestos los soldados y los sacerdotes. Del estruendoso júbilo del Domingo de Ramos al estruendoso silencio de Getsemaní. Dios no se le aparece a Jesús y, finalmente, Él prescinde de su presencia. Toma sus propias decisiones, pone a prueba sus propias palabras, confronta su angustia con su deseo. Su palabra se hace carne, se hace responsable. Jesús se dona a sí mismo y evita el sacrificarse en el altar sombrío de la Ley que no comparte. Es a ojos de ella un malhechor, un blasfemo. Sabe que está condenado. «Nadie me quita mi vida; yo la doy voluntariamente» ( Jn.10,18). Lo importante no es el morir o el vivir, sino si se hace de manera justa o injusta, si el cuidado del alma cuenta más que el de los cuerpos o bienes.
Teatralidad exagerada
Jesús está angustiado por la muerte. Tiembla, llora sangre. Su alma está triste hasta el punto de desvanecerse. Jesús considera que lo que le está pasando es injusto e insoportable. No comparte el designio del Padre, quiere seguir viviendo. Recalcati, en este magnífico ensayo, no se hace una pregunta fundamental, ¿ Jesús ya estaba prevenido de todo esto?. Yo creo que sí y, por eso, considero que su teatralidad es exagerada. A Él se le había comunicado y lo había aceptado. Sin embargo quizás no se había dado cuenta de lo que es ser humano y el dolor que hay que asumir por serlo. Entonces comprende la descarnada realidad. Jesús ya es absolutamente humano en este tramo final de su vida mortal. Sigue siendo el Hijo de Dios, pero está «representando» la cita ineludible que todos tendremos con nuestra propia muerte. El tormento de Jesús es el de todos los seres humanos. Él quería cambiar la Ley, abolir la violencia, luchar contra el gnosticismo que separa al cuerpo del espíritu y del alma. La muerte es antinatural. En la primera plegaria Jesús se revuelve, mientras que en la segunda exige que se cumpla la Ley con la que no está de acuerdo. Donar la vida para afirmarla más allá de la Ley. El silencio del Padre no le provoca odio ateo, ni desencanto, ni falta de fe, únicamente un poco de frustración.
Recalcati se apoya en una reflexión sobre el ateísmo del pastor protestante y teólogo Bonhoeffer, muerto en el campo de concentración de Flossenbürg. El filósofo alemán afirma que el ateo es el que está más cerca de Dios, porque el Dios que está con nosotros es el Dios que nos abandona. El ateo que duda está, así, más cerca del Jesús de Getsemaní. Estar sin Dios es estar más cerca de Él. Jesucristo no significa ser religioso, sino ser hombre.
En Getsemaní, Jesús está acompañado por sus discípulos, amigos y hermanos a la vez. La traición siempre viene de los más cercanos, de aquellos en los que hemos depositado toda nuestra confianza. El engaño surge entre dos personas que carecen de vínculos emocionales. Así la persona engañada no tiene valor alguno para quien lo engaña. A Jesús no lo engañan ni los romanos ni los sacerdotes, sino sus más íntimos. No reconocen la deuda para con Él. Y Recalcati señala a Adán y Eva como los primeros traidores. Ambos estaban convencidos que a Dios no solo no le deben nada sino que es un obstáculo en sus vidas.
Siempre se ha comparado a Jesús con Sócrates. Lo cierto es que se pueden establecer grandes similitudes. Pero mientras el griego aspira a honrar la Ley de la palabra, del discurso, del logos, renunciando a su vida en nombre de la verdad; Jesús elige el camino del testimonio: la vida es más fuerte y más grande que la muerte, el odio y la destrucción. A diferencia del filósofo griego, es la palabra la que se hace carne y no la carne la que se sacrifica por la palabra. Jesús no es Sócrates, no sitúa al logos más allá de la vida.
Entre el amor y el odio
¿El problema de Judas cuál es? Ama al Maestro, lo ha idealizado. Para Recalcati este personaje es la encarnación del político. Jesús defrauda sus expectativas políticas, ha traicionado a la causa judía de liberar a Palestina de Roma. También, más allá de las palabras, Jesús no se ha sublevado físicamente con los pobres y los explotados. Judas vive entre el amor y el odio hacia su mentor. Judas critica ese despilfarro de recursos, para él Jesús es el primer traidor y debe ser traicionado a la vez para que se haga justicia. Judas ya no reconoce a Jesús como Maestro: no ha cumplido sus deseos, se ha desviado de sus obligaciones, ha evadido la confrontación política, le ha engañado. Jesús se ha convertido en una carga y Judas necesita deshacerse de Él, incluso de esta manera violenta e irreparable. Cuando lo besa lo llama Rabbi, ya no Maestro. Rabbi es una categoría menor. El Maestro es el Camino-la Verdad-la Vida.
Los treinta denarios son otra humillación. ¿Vale Jesús tan poco? Judas comete un parricidio. Me gusta esta versión de los motivos de Judas, pero creo que también hay otros asuntos que Recalcati no apunta: una decepción puramente espiritual, la incapacidad de llevar a cabo aquella ideología, el descreimiento de la condición divina de Jesús, el saberse mejor que el Maestro, su no elección como el sucesor de Jesús en vez de Pedro, quizás el más inculto y torpe de los apóstoles. Rencor, envidia, egolatría, incapacidad, venganza y una desesperación que acaba consigo mismo.
El papel de Pedro es muy distinto. Tiene miedo de todo lo que se le viene encima. Jesús en su abandono se equipara a Abraham y Job. Solamente en el Evangelio de Lucas aparece un ángel, la «pietas».
Para Massimo Recalcati la noche de Getsemaní esconde muy relevantes lecciones sobre la condición humana nos habla de la soledad del hombre de la traición y del perdón
precación adquiere un tono visionario, crítico y profético, en el que se articula una metafísica unida a un modo y sistema de dicción.
Verso concentrado
De ahí versos tan memorables como «Escucho cómo alguien me sigue en la eternidad / y pone palabras en mis pisadas»; o «Solo olores, solo sonidos, solo miradas»; o «Yo /no canto a la hoja, /canto sólo a la tierna muerte /que ella esconde » ; o « Cuando estoy viva en el sueño /estoy muerta en la tierra. ¿Y estoy muerta en el más allá /cuando sigo estando aquí?» o «En el alma del país /es siempre ayer » .
‘Poemas’ (1974) es un libro que adelanta algunos de es
CONOCEDORA DE LOS MITOS Y DE LA ÉPICA DE SU PAÍS COMPONE ESTRUCTURAS PERFECTAS
tos logros, pero que, aunque temáticamente muy próximo a él, desde el punto de vista formal es muy diferente. Predominan en él el verso concentrado, la economía lingüística y la intensidad propia de la poesía gnómica. Lo que explica formulaciones como éstas: « Cada movimiento mío /se refleja /en varios espejos a la vez»; «Las abejas zumban en mi pensamiento». En ellos la espera se convierte en escucha y al revés.
La poesía de Ana Blandiana supone una creencia en la condición del ser humano y una apasionada y valiente defensa de esa condición, que ella ha convertido en su divisa, a la que ha sido siempre fiel y que, junto con su cuidadísima expresión, garantiza la validez estética y moral de su poesía.