Belleza con mayúsculas
Segunda individual de Gómez Perales en José de la Mano cita centrada en su paso en los setenta por el Centro de Cálculo
La galería José de la Mano se viene caracterizando por un trabajo encomiable de recuperación de la obra de artistas españoles contemporáneos comprometidos con la vanguardia, pero que han quedado ocultos u olvidados. Es el caso del madrileño José Luis Gómez Perales (1923-2008), al que se le dedica una exposición. Gómez Perales colaboró con el arquitecto José Luis Fernández del Amo y con el escultor José Luis Sánchez en varios proyectos dedicados a los pueblos de colonización; participó activamente en el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, en el que se generaban formas plásticas con el ordenador; fue representante español en la Bienal de Venecia en 1972; expuso en Juana Mordó, en Theo y en Soledad Lorenzo. Sin embargo, tras su muerte, su obra quedó sumida en cierto olvido.
En 2013, esta misma galería le dedicó una interesante retrospectiva, con el comisariado de Alfonso de la Torre y la publicación de un estupendo catálogo, y ahora en 2024, con motivo del centenario de su nacimiento, le vuelve a dedicar una exposición, centrada ahora en sus trabajos relacionados con el Centro de Cálculo.
LA OBRA DE GÓMEZ PERALES PROCEDÍA inequívocamente de la abstracción geométrica, heredera del Neoplasticismo y de la Abstracción de Klee y Kandinsky, y en los años sesenta se alineó rápidamente con el racionalismo pictórico y con el llamado ‘Arte Normativo’. De modo que su desembarco en el Centro de Cálculo, junto a artistas como Quejido, Alexanco, Yturralde, Gerardo Delgado o Barbadillo, resultaba una evolución casi natural de su trabajo.
En 1972, cuando fue invitado a participar en Venecia, el propio artista explicaba su producción del siguiente modo: «Dejando de lado toda consideración de tipo estético, mis construcciones se caracterizan por el empleo de distintos elementos modulados, de colores uniformes, que, convenientemente agrupados y unidos, componen la obra. Estos elementos, todos rectangulares, están dimensionados de acuerdo con cinco números en sucesión de Fibonacci». La serie Fibonacci es una progresión matemática de números naturales en la que cada uno es el resultado de la suma de los dos anteriores. Con ella se conseguía lo que el artista denominaba «un alto grado de acoplabilidad» y un elegante juego de proporciones. A pesar de que explícitamente rechazaba toda consideración estética, De la Torre reivindicaba abiertamente la belleza para hablar de su trabajo. Belleza que el artista escribía con mayúscula, en un poema en el que hablaba de líneas y proporciones.