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DE LUC A LUCY CRÓNICA DE UNA TRANSICIÓN DE GÉNERO

El que fuera el gran reportero undergroun­d de Nueva York publica Ella era yo como autora una narración repleta de dudas sobre su cambio de identidad largamente evadido

- JAIME G. MORA

Lucy Sante tiene 69 años, casi 70, y se ha pasado la mayor parte de su vida firmando como Luc Sante. ‘ Mata a tus ídolos’ y ‘Bajos fondos’ son los títulos de dos libros que dedicó a Nueva York cuando la ciudad era un lugar miserable, en los años 70 y 80 y mucho antes, la época en la que aquella «tierra de nadie» no formaba parte de Estados Unidos «en absoluto». La clave, dijo en una entrevista con ABC, era que se podía vivir por poco dinero: « No había tantos ricos, no había tanto sociópata cuyo único objetivo es hacerse más y más rico. Esto atrajo a jóvenes con ambiciones artísticas. Y por un tiempo hicimos de Nueva York nuestra ciudad».

Allí se forjó como reportero ‘ undergroun­d’, veta que abordó también en ‘El populacho de París’. Siempre añoró las ciudades salvajes. En comparació­n con el pasado, el presente está domesticad­o, dice. Y nada como la Francia del siglo XIX, la ‘capital de las contradicc­iones’, el reino de los ‘flâneurs’ y los ‘clochards’. Todos seres errantes como él. «Los centros de las ciudades, durante siglos, han sido propiedad de sus habitantes. Ahora han sido expulsados a las afueras. No es que la ciudad haya sido domesticad­a, es que ha sido bloqueada», asegura.

Lanzada al reporteris­mo por Bárbara Epstein, cabecilla de ‘ The New York Review of Books’, siempre escribió en tercera persona, desde la distancia. Igual que cuando en las fiestas se apartaba a un rincón. No era solo una cuestión de estilo, era una manera de ( no) exponerse. En su fuero íntimo se sentía incómoda en un cuerpo que no sentía como suyo.

Así fue hasta 2021, cuando un día de febrero le dio por bajarse una aplicación de esas que devuelven en la pantalla del móvil un rostro transforma­do y se encontró convertida en una mujer. «Su cara era la mía. Ella era yo. En cuanto la vi, noté cómo algo se me licuaba en las entrañas. Me estremecí desde los hombros a la entrepiern­a. Intuí que, por fin, había ajustado cuentas conmigo», escribió a un grupo de amigos para contarles el descubrimi­ento. El asunto del mensaje era ‘Bomba’. «¡Esa podría haber sido yo! Cincuenta años tirados por la borda que no podría recuperar».

En ‘Ella era yo’ (Libros del K.O.), su nuevo libro, narra su transición de género. « Son muchas las razones por las que reprimí durante toda la vida el deseo de ser mujer » , escribe en primerísim­a persona. En primer lugar, dice, por sus padres: «Habrían llamado a un cura y me habrían encerrado en algún monasterio». En segundo lugar, por la sociedad: «Estaba de todo menos preparada » . Había más motivos: «Me reprimía el presentimi­ento de que, si cambiaba de género, eso anularía cualquier otra cosa que quisiera hacer en la vida. Quería destacar como profesiona­l de la escritura y no que me encasillar­an en una categoría, en ninguna categoría».

Aquí los protagonis­tas ya no son ciudades perdidas, es ella revelada como un espíritu anárquico que supo bucear, vivir y sobrevivir. Cuenta Sante que para ello tuvo que adquirir un instinto de conservaci­ón: «Aun cuando me aborrecía y los deseos de morirme eran constantes. Estaba privada de amor, sufría un bloqueo creativo y tenía la sensación continua de que no me habían invitado a la mejor fiesta». Sante recuerda su juventud como una etapa de «inhibición profunda » , incapaz de abrir la boca salvo con gente que conociera desde hacía años. «Era como si condujese un coche que no quería superar los treinta kilómetros por hora».

Una vida de excepción

Ahora ha soltado lastre. Ya no es ese niño que fantaseaba con vestirse con ropa de mujer, y que luego en la adolescenc­ia lidiaba con torpeza con sus novias. « Me he pasado gran parte de la vida siendo la excepción: la única hija, inmigrante, adolescent­e en el tren de las 7.15, descendien­te de clase trabajador­a, caminan

App de cambio facial Su cara era la mía Esa era yo Cincuenta años tirados por la borda que no podría recuperar

Sin miedo a exponerse Soy la persona a la que siempre he temido He pasado la mayor parte de la vida asustada

te, virgen, el único niño. Ahora, en mi esfera social inmediata y de toda la vida, soy la única trans», explica en su libro. «Soy la persona a la que he temido la mayor parte de la vida. He estado ahí, como dice la gente. Me he pasado la mayor parte de la vida con ambiciones, pero asustada: queriendo destacar pero no demasiado, queriendo que se conocieran mis obras, pero no a mí (aun cuando el tema que cohesiona mi obra soy yo)».

Un par de años después de comenzar este proceso, y a dieciocho meses de concluir la terapia hormonal sustitutor­ia, Sante ya se define como una mujer transgéner­o: « De pleno derecho y reconocida, completa para conmigo, y lo demás me importa un bledo», dice. Siempre esquiva –era difícil encontrar una foto suya para ilustrar las reseñas de sus libros anteriores–, ha aprendido a acaparar la atención. «Cuando salió mi último libro en otoño de 2022, sobre un tema muy local, me pregunté si parte de la publicació­n y asistencia a los actos, ambas superiores con mucho a mis expectativ­as, no se deberían a la faceta de barraca de feria que suscitaba mi presencia. Pero, en fin, me parece bien » .

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Lucy Sante publica ‘Ella era yo’ (Libros del K.O.), su quinto libro traducido al español

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