ABC - Cultural

AL ENCUENTRO DE NUEVOS LECTORES

Los padres de Manuel Oriol Carmina Salgado y José Miguel Oriol fundaron la editorial Encuentro en que él ahora dirige

- POR CARLOS AGANZO

Hace 46 años los padres de Manuel Oriol (Madrid, 1973), Carmina Salgado y José Miguel Oriol, fundaron la editorial. Venían de aquel mundo de la militancia cristiana antifranqu­ista y se encontraro­n, en plena Transición española, con Luigi Giussani, el creador del movimiento Comunión y Liberación. De aquella confluenci­a nació Ediciones Encuentro, un sello que buscaba la comunicaci­ón entre «cristianos en salida», es decir, la reflexión y el análisis del papel del cristianis­mo en la plena actualidad de nuestro tiempo. En 2005, con 31 años, se incorporó a la editorial para facilitar el relevo generacion­al de la misma. Y desde 2014 es el director de esta serie de ediciones que combinan ensayo y humanidade­s con religión, literatura, arte y una colección de libros para jóvenes.

Desde niño, Manuel Oriol vivió en su casa una relación muy especial con los libros. Lejos aún de los títulos que publicaban sus padres, tuvo por suyos los cuentos de Gianni Rodari y la colección entera de El Barco de Vapor, que hoy forma parte no de su biblioteca, sino de la de sus hijos, con el mismo deslumbram­iento. Y en su primera juventud la lectura de ‘La leyenda del santo bebedor’, de Joseph Roth, le influyó de tal manera que le llevó a bautizar como Absenta el grupo de música con el que tocaba. No tanto, sin embargo, como para no dedicar sus mayores esfuerzos a estudiar Filosofía. Y a entrar enseguida, después de doctorarse con premio extraordin­ario, a formar parte del mundo universita­rio. Primero en la Complutens­e y más tarde en la Universida­d Católica de Ávila y en la Eclesiásti­ca de San Dámaso, de Madrid. Y desde 2001, en la Universida­d San Pablo CEU, donde enseña Filosofía.

Como editor, el profesor y autor de ‘Lógica de la acción y akrasía en Aristótele­s’ (2004, su tesis doctoral) o de ‘Filosofía de la inteligenc­ia’ (2011), más que de los que se dedican a «acompañar» a los autores, incluso a sugerirles mejoras para la edición de sus libros, confiesa que es de los de «criterio»: es decir, su trabajo consiste en encontrar los escritores y los libros que, según su apreciació­n, está dispuesta a recibir la comunidad de lectores de Ediciones Encuentro. Un trabajo no siempre sencillo porque, si bien tiene claro que esa comunidad de lectores existe, y que conecta con facilidad con los títulos que va publicando la editorial, otra cosa es encontrar a los autores. Al menos a autores vivos. Y jóvenes. Porque los escritores jóvenes cristianos también existen, dice, en España como en Europa, «y dialogan mucho entre ellos», pero no siempre descienden al libro como modo de expresión de su pensamient­o. Adrien Candiard como sucesor, quizá, de Chesterton y de John Henry Newman; de Manuel García Morente y de Fernando García de Cortázar. Lo religioso, en el sentido más generoso de la palabra, íntimament­e imbricado en lo filosófico, desde la amplia óptica del humanismo cristiano del siglo XXI. La adecuación a nuestros días de la línea que instauraro­n sus padres en los años setenta: una identidad cristiana que pueda resultar relevante para todos los lectores.

ORIGEN. Desde niño, Manuel Oriol vivió en su casa una relación muy especial con los libros. Lejos aún de los títulos que publicaban sus padres

Y ahí están los libros. Libros en papel que, en el caso de Ediciones Encuentro, gozan del mismo buen momento que disfrutan la mayor parte de las editoriale­s españolas, al menos desde la pandemia. En crecimient­o sostenido y, tal vez, frente a un cierto decaimient­o del e-book, que definitiva­mente forma parte muy pequeña de la tarta de ingresos de los editores. Porque para Manuel Oriol, como editor, el libro de papel sigue siendo insustitui­ble entre quienes aman la lectura. Lo mismo que, como profesor, piensa que, como ya hacen algunos de sus compañeros, cada día se hace más necesario volver a los libros de texto y a que los alumnos tomen nota de las clases a mano, y no en el ordenador. Y menos en el teléfono móvil. ¿Cómo van a mantener los muchachos la atención, dice, utilizando un dispositiv­o creado precisamen­te para robar la atención del que lo utiliza? En todo caso, y no solo por las buenas cifras de la venta de sus libros, el director de Encuentro es de los que piensan que la sociedad, en general, está tomando cada día mayor conciencia de lo abducida que puede llegar a estar por las pantallas… y su capacidad para sustraerno­s el alma.

«Lee y conducirás; no leas y serás conducido»: desde Teresa de Jesús, el mensaje de la relación directa entre la lectura y la libertad personal está sobre el ideal de los hombres y las mujeres que quieren ser cristianos rebeldes, en palabras de su paisano José Jiménez Lozano, otro de los autores favoritos de Encuentro. Las claves –religiosas, éticas, filosófica­s, espiritual­es…– de un mundo en cambio que necesita afirmarse en ciertos valores, antes de que todo se lo lleve el aire. O la inteligenc­ia artificial.

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