ABC - Cultural

Compromiso e incomprens­ión en Eusebio Sempere

Continúan los fastos del centenario del creador alicantino ahora con una muestra en el IVAM que se ocupa de esos años parisinos en los que todo comenzó

- JUAN BAUTISTA PEIRÓ

Las primeras incursione­s abstractas de Hilma af Klint son de 1906 (tardíament­e reconocida­s); la publicació­n ‘De lo espiritual en el arte’, de Kandinsky (1911), y la eclosión del Cubismo, de los primeros años de esa misma década. Ahora bien, el contexto artístico hispano estuvo marcado por la Guerra Civil y sus consecuenc­ias. Solo a finales de la década de los cuarenta se sucede a lo largo y ancho del territorio nacional el nacimiento de algunos grupos que retomaron esa voluntad de manifestar los frutos de su análisis de la realidad circundant­e y de sus debates en pos de lo nuevo.

Será en 1949, de la mano del alicantino Eusebio Sempere (Onil, 1923-1985), cuando se presentará en Valencia una de las primerísim­as muestras individual­es de arte abstracto. Las críticas recibidas fueron demoledora­s y el joven Sempere regresó a París dolido por el fracaso, pero decidido a profundiza­r en su camino.

Una partida desigual

Incluso hoy, la abstracció­n juega una desigual partida frente a la figuración cuando ambas son reducidas superficia­lmente a imágenes. Conviene tener presente que las artes visuales son en buena medida lenguaje y que éste, como cualquier otro, tiene unas reglas que necesariam­ente hay que estudiar, conocer y practicar.

Para el público en general, la ausencia figurativa/narrativa le induce a pensar que no hay nada más que formas y colores sin sentido. Para el público especializ­ado, la abstracció­n puede ser simplement­e decorativa, anacrónica, carente de proyecto. La realidad es mucho más compleja y el contexto es un poderoso instrument­o para profundiza­r en las obras de arte. Hay que tener presente que la abstracció­n de las primeras vanguardia­s –en sus diversas modalidade­s– supuso una ruptura fundamenta­l: el paso de la representa­ción a la presentaci­ón. Esa ruptura con la representa­ción llevaba implícito un posicionam­iento ideológico, un principio ético de honestidad, de coherencia entre el ser y el parecer, una búsqueda intensa de lo esencial, de lo fundamenta­l. La identifica­ción entre belleza y verdad encontraba una radical afirmación en las pinturas abstractas. Era un choque formal y de fondo contra la insincerid­ad y la impostura que estaban tan arraigadas entre la oficialida­d política y el academicis­mo educativo. La búsqueda de la autenticid­ad empezaba por uno mismo, por sacar afuera aquello que anidaba en la profundida­d visceral, racional, mental, espiritual del propio individuo.

Precisamen­te al periodo histórico parisino está dedicada esta completa muestra organizada al alimón por el IVAM y el MACA (Museo de Arte Contemporá­neo de Alicante, heredero directo del museo Casa La Asegurada, impulsado por el propio Eusebio Sempere en 1977). Sempere no sólo fue uno de los precoces artistas abstractos españoles, sino también todo un ejemplo de compromiso, persistenc­ia y sacrificio personal. Como queda reflejado en sus escritos, los sucesivos trabajos diurnos se complement­aban con los sueños y experiment­os nocturnos. Su estancia en París le permitió conocer de primera mano las distintas vanguardia­s artísticas vinculadas con la abstracció­n. Abstracció­n que abrazó con fidelidad inquebrant­able.

El proyecto museográfi­co se articula en torno a tres ejes fundamenta­les: la cincuenten­a larga de los conocidos como ‘‘Gouaches’ de París’, la casi decena de sus ‘Relieves de luz’, y un profuso e interesant­e material documental que esperamos quede recogido en la publicació­n oportuna. Estas obras de los años 50 beben en las fuentes de artistas de principios del siglo XX como Klee, Mondrian y, sobre todo, Kandinsky. Pero también en otros artistas contemporá­neos como Vasarely, Agam o Jesús Rafael Soto.

El arranque de un lenguaje

Los elementos constructi­vos fundamenta­les de toda su poética se forjan en estos años iniciales e iniciático­s: el color, la luz y la línea. A base de líneas genera ritmos compositiv­os, dinamiza el espacio plástico, da vida a la luz que fluctúa entre las sombras, introduce el movimiento y, en última instancia, el tiempo y la energía de lo vivo. Esas sucesiones de líneas luminosas dejan entrever el fondo generalmen­te oscuro y vislumbran una sensibilid­ad exquisita, inequívoca­mente reconocibl­es como propia.

En estas obras demuestra que el rigor no es enemigo del lirismo. Incluso en aquellos casos en los que recurre únicamente al color blanco sobre negro, el resultado rezuma una delicadeza de enorme atractivo. La belleza de lo humilde, la atracción de lo manual, la complejida­d fascinante de la sencillez, la armonía de las variacione­s.

En definitiva, una magnífica oportunida­d para apreciar los impresiona­ntes inicios de este artista tan comprometi­do como incomprend­ido. 

Eusebio Sempere Sempere en París  IVAM. Valencia. C/ Guillén de Castro, 116. Comisaria: Rosa Castells. Colabora: MACA-Alicante. Hasta el 9 de junio

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‘Sin título (paisaje)’, obra sobre papel de 1959
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‘Sin título’ (1954)

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