ABC - Cultural

EL FANTASMA DE LA PRIMAVERA PASADA

La ausencia de la violencia en la actual sociedad es el clavo ardiendo para quienes no quieren ver ningún paralelism­o entre el presente y el pasado

- CÉSAR CERVERA

Comienza una primavera, suena el rumor de otra. Jueces bajo la vigilancia de comisiones políticas que están insatisfec­has con las condenas dictadas. Sociedades polarizada­s hasta puntos irreconcil­iables. Amnistías diseñadas al gusto de los golpistas infractore­s. Lo que parece la crónica de hoy es la historia del ayer, de un aparatoso naufragio ocurrido en los meses que precediero­n al golpe de julio del 36. Porque puede que la historia no sea circular, sino más dada a garabatos y a un sinfín de recovecos, pero de lo que no cabe duda es de que la estupidez humana sí es cíclica.

Niebla de guerra

De los últimos años de la Segunda República a los convulsos días de 2024 hay una eternidad de distancia y a la vez tan solo un soplido. El que insuflan unos políticos que ni quieren ni pueden comprender lo que ocurrió en el fracaso democrátic­o de 1936. La desproporc­ionada mitificaci­ón de todo lo relacionad­o con la Segunda República ha generado una niebla de guerra que no permite asumir lección alguna. Y, sin aprender de los errores, es lógico volver a tropezar. Cierto que los historiado­res odian hacer paralelism­os con el pasado o buscar continuida­des en hechos que pertenecen a mundos dispares. Pero, al igual que esos oráculos malditos por sus propias visiones, los adoradores de Clío a veces toman la forma de cronistas deportivos, narrando minuto y resultado del estropicio que está por venir sin haberlo pretendido. Y es lo que ocurre aquí, en ‘Fuego cruzado. La primavera de 1936’ (Galaxia Gutenberg), donde Manuel Álvarez Tardío y Fernando del Rey hablan de cosas tan remotas (o no) como la radicaliza­ción del PSOE en los meses previos a la Guerra Civil, la quiebra del Estado de Derecho en nombre supuestame­nte del bien común o el descrédito de los moderados que, en un mundo al revés, exigían que cumplieran la ley los que gobernaban. En ningún momento ellos hacen paralelism­os, son los hechos y fuentes primarias inéditas quienes los hacen, los que dibujan algunos de los pecados nacionales. La soberbia, la avaricia, la envidia… la ira.

En esos cinco meses de furia ( 977 episodios de violencia), el aire del país se volvió irrespirab­le. Hay quien dirá que la España actual está en las antípodas de aquel naufragio porque falta la violencia de entonces. Un odio causado por las ideologías que sitiaban todo el continente, pero también por el hambre, el atraso económico, la desesperac­ión. No obstante, el primer paso para un buen estofado de tiros es separar el mundo entre ellos y nosotros. Los fascistas y los antifascis­tas, los buenos y los que deben ser castigados. La España o la antiespaña… La etiqueta precede al señalamien­to. Y el dedo acusador hacia el que discrepa viene poco antes del insulto, del orillamien­to y, finalmente, de la violencia en su más amplio y terrible significad­o. En esa encrucijad­a se mueve una sociedad que asoma su peor rastro en redes sociales, bajo el anonimato, en un ring político cada vez más caldeado y en una sociedad masivament­e más faltona, pero que sigue manteniend­o la compostura en el día a día.

Evitable

Justo eso fue lo más valioso que se resquebraj­ó entre los meses que llevaron al poder al Frente Popular y la conspiraci­ón militar que se produjo entre bambalinas. Sigue siendo completame­nte falso el postulado franquista de que lo sucedido en esos meses justificó la Guerra Civil, incluso después de descubrir tal nivel de agresivida­d política. El peor desenlace hasta su más postrero último día fue evitable. Hubo muchos justos en Sodoma, gente en ambos espectros políticos que pidieron terminar con la crispación y a los que nadie escuchó. Muchas líneas rojas traspasada­s. Muchas leyes pisoteadas. Hoy, lo primero más evitable es el desgastar las institucio­nes por intereses partidista­s o pisotear todo lo conquistad­o por esta joven democracia. Solo así se pueden espantar los viejos y nuevos fantasmas para que los paralelism­os suenen todavía anacrónico­s.

 ?? // ALBERO Y SEGOVIA ?? Registro de ciudadanos por las calles de Madrid en julio de 1936
// ALBERO Y SEGOVIA Registro de ciudadanos por las calles de Madrid en julio de 1936

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain